El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó su más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), mostrando cambios en la dinámica laboral de México. En febrero de 2025, la Población Económicamente Activa (PEA) —es decir, aquellas personas que trabajan o buscan empleo— sumó 60.7 millones, lo que representa una disminución de 207 mil personas en comparación con febrero de 2024.
¿Qué significa que haya menos gente en la PEA?
A primera vista, una reducción en la PEA puede parecer preocupante, pues implica que hay menos personas participando en el mercado laboral. Sin embargo, este fenómeno puede tener diferentes causas y no necesariamente es negativo.
Por un lado, el aumento de la Población No Económicamente Activa (PNEA), que creció en 2.4 millones de personas, sugiere que más mexicanos han dejado de buscar trabajo. Esto puede deberse a factores como un mayor número de personas jubiladas, estudiantes que prolongan su formación o incluso el desánimo de quienes han dejado de buscar empleo al no encontrar oportunidades adecuadas.
Por otro lado, si esta reducción se debe a que más personas dependen de otras fuentes de ingreso (como emprendimientos informales o apoyos familiares), podría ser una señal de que la economía no está generando suficientes empleos formales atractivos.
¿Cómo está el desempleo y la informalidad?
La tasa de desocupación se mantuvo en 2.5 %, lo que indica que el desempleo no ha aumentado significativamente, a pesar de la reducción en la PEA. Sin embargo, la tasa de informalidad laboral se ubicó en 54.5 %, lo que significa que más de la mitad de los trabajadores en México no cuentan con prestaciones ni seguridad social.
Un dato positivo es la disminución de la tasa de condiciones críticas de ocupación, que pasó de 39.5 % en febrero de 2024 a 34.8 % en el mismo mes de 2025. Esto sugiere que más personas están trabajando en mejores condiciones salariales o con jornadas más adecuadas.
¿Quiénes han salido más del mercado laboral?
Al analizar los datos por género, se observa que la tasa de participación económica de las mujeres bajó 1.6 puntos porcentuales, mientras que la de los hombres cayó 1.4 puntos. Esto indica que más mujeres han dejado la fuerza laboral en comparación con los hombres, lo que podría estar relacionado con la falta de condiciones que les permitan combinar el trabajo con responsabilidades familiares.
La disminución de la PEA no es, por sí sola, una mala noticia, pero sí un dato que debe analizarse con cuidado. Si las personas salen del mercado laboral porque encuentran otras formas de subsistencia o mejores condiciones, puede ser una señal de mejora. Sin embargo, si se debe a la falta de oportunidades o a la desmotivación para buscar empleo, entonces podría reflejar problemas estructurales en la economía.
El reto sigue siendo fomentar empleos de calidad y brindar oportunidades para que más personas, especialmente mujeres, puedan participar en la economía formal.
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