María Elena Ríos, saxofonista y activista reconocida por su lucha tras sobrevivir a un ataque con ácido en 2019, se enfrenta ahora a una nueva polémica. Videos difundidos en redes sociales muestran un altercado entre Ríos y otra mujer, identificado como Andrea Montserrat Ramos Gómez, lo que ha generado un intenso debate sobre los límites entre justicia, victimización y violencia.
El conflicto ocurrió en las inmediaciones del hospital donde Juan Antonio Vera Carrizal, presunto autor intelectual del ataque contra Ríos, se encuentra ingresado por razones médicas. La saxofonista denunció en redes sociales una posible estrategia de su agresor para evadir la justicia, aunque los hechos recientes han complicado su postura como víctima.
El enfrentamiento que desató la controversia
La noche del 19 de diciembre, cámaras de seguridad captaron a María Elena Ríos y su hermana en un enfrentamiento físico con Ramos Gómez. Según declaraciones de Ríos, esta última sería colaboradora y pareja sentimental de Edgar López García, abogado defensor de Vera Carrizal, a quien acusó de hostigarla durante meses con comentarios despectivos y clasistas.
Sin embargo, la otra parte presentó una versión distinta. Ramos Gómez interpuso una denuncia ante la Fiscalía Especializada en Delitos Contra la Mujer, alegando haber sido agredida físicamente y víctima de abuso sexual durante el altercado. Las imágenes de la golpiza rápidamente dividieron a la opinión pública, generando preguntas sobre los límites de las acciones justificadas por el dolor de una víctima.
La postura oficial: “La calidad de víctima no lo justifica”
El titular de la Consejería Jurídica y Asistencia Legal de Oaxaca, Geovany Vásquez Sagrero, condenó el acto de violencia protagonizado por Ríos, destacando que, aunque fue víctima de un crimen atroz, sus acciones deben tener consecuencias.
“Nada justifica este tipo de conductas, ni siquiera su calidad de víctima”, expresó Vásquez en una conferencia de prensa. También aprovechó para desmentir las acusaciones de que Vera Carrizal hubiera sido excarcelado ilegalmente, asegurando que el traslado al hospital fue informado al juez y bajo estricta vigilancia policial.
Justicia, ¿un camino cuesta arriba?
El caso de María Elena Ríos no solo expone las irregularidades en el sistema judicial, sino que también plantea cuestionamientos éticos sobre cómo las víctimas de violencia responden al trauma. Para Ríos, su agresión a Ramos Gómez parece ser una reacción a años de hostigamiento y la frustración ante un sistema que, según sus declaraciones, ha favorecido a su agresor.
En contraste, para críticos como Vásquez Sagrero, este episodio refuerza la necesidad de separar el dolor personal de la legalidad: “No podemos justificar la violencia con violencia”.
¿Qué sigue para María Elena Ríos?
Mientras Ramos Gómez avanza en su denuncia, Ríos sigue alzando la voz para exigir justicia por el ataque que sufrió en 2019. Sin embargo, su reciente altercado podría complicar el apoyo público y empañar su imagen como activista.
Para muchos, el caso refleja un dilema profundo en México: cómo abordar el trauma de las víctimas y garantizar justicia sin permitir excesos que perpetúen la violencia. ¿Es posible equilibrar estas tensiones? El desenlace de este caso marcará un precedente importante.
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