Las lluvias atípicas registradas en el actual ciclo agrícola han dejado un saldo devastador en el campo queretano. De acuerdo con Rosendo Anaya Aguilar, secretario de Desarrollo Agropecuario del estado, se reporta la pérdida total de 500 hectáreas de maíz, afectando directamente a cerca de 300 agricultores.

El fenómeno climático interrumpió el ciclo de siembra primavera-verano, ocasionando que una parte importante de las parcelas quedara inutilizada. Aunque todavía se esperan más precipitaciones durante agosto y septiembre, las autoridades ya reconocen que al menos el 25% de las dos mil hectáreas amenazadas son irrecuperables.

El impacto de las lluvias en el campo queretano

El maíz, uno de los cultivos más importantes de Querétaro, ha sido el más golpeado por las intensas precipitaciones. La acumulación de agua en zonas de cultivo no solo retrasó la siembra, sino que también anegó parcelas completas, dejando a los agricultores sin posibilidad de rescatar sus cosechas.

La situación ha generado preocupación en las comunidades rurales, donde la agricultura representa el sustento principal. Para muchos productores, perder una hectárea significa meses de inversión y trabajo que se desvanecen en cuestión de días. En esta ocasión, el daño abarca 500 hectáreas completas, lo que se traduce en una crisis económica para cientos de familias.

Productores sin siembra y con incertidumbre

El secretario de Desarrollo Agropecuario precisó que alrededor de 300 agricultores no lograron sembrar debido al desfase en el ciclo agrícola, provocado por las lluvias fuera de temporada. La incertidumbre crece porque la temporada aún no concluye, y se espera que las precipitaciones continúen durante los próximos meses.

Esto significa que la cifra de hectáreas perdidas podría aumentar, comprometiendo no solo la producción local de maíz, sino también el suministro para autoconsumo en las comunidades.

Respuesta del gobierno estatal

Frente a esta emergencia, el gobierno de Querétaro anunció la puesta en marcha de una campaña de apoyos para el campo. Entre las medidas destacan:

• Entrega de avena para los agricultores que perdieron sus cultivos.
• Respaldo a acuicultores afectados por el desbordamiento de presas.
• Apoyo a apicultores, cuya producción de miel disminuyó debido a la falta de floración ocasionada por las lluvias.

Estas acciones se suman a los programas implementados a inicios de año, cuando la sequía obligó a otorgar granos para consumo humano y pacas de forraje a productores pecuarios. Ahora, con el cambio drástico de sequía a exceso de lluvias, se refuerza la estrategia de atención al campo queretano.

Entre sequías y lluvias extremas

El caso de Querétaro refleja la vulnerabilidad del campo mexicano frente a los cambios climáticos extremos. En menos de un año, los productores pasaron de enfrentar la sequía prolongada a sufrir inundaciones que destruyen sus siembras.

La variabilidad climática no solo afecta a los cultivos, sino también a toda la cadena productiva: pecuarios, acuícolas y apícolas, que dependen de un equilibrio ambiental para sostener sus actividades.

En el caso de la apicultura, por ejemplo, la reducción en la floración limita la producción de miel y merma los ingresos de quienes dependen de esta actividad. Lo mismo ocurre con los acuicultores, que enfrentan pérdidas cuando las presas se desbordan y ponen en riesgo tanto a los peces como a la infraestructura de los estanques.

La importancia del maíz en la región

El maíz no es solo un cultivo básico en términos económicos, sino también un elemento cultural y alimentario para la población. En Querétaro, gran parte de la producción se destina al autoconsumo, lo que garantiza la seguridad alimentaria de miles de familias.

La pérdida de 500 hectáreas no solo implica una baja en la producción comercial, sino también en la capacidad de las comunidades rurales de abastecerse de un alimento esencial en su dieta. Este impacto se suma a la presión de los precios del grano a nivel nacional, que ya han enfrentado variaciones importantes debido a factores internacionales y climáticos.

Hacia una estrategia de resiliencia agrícola

La crisis provocada por las lluvias atípicas abre el debate sobre la necesidad de diseñar políticas públicas de resiliencia agrícola, que permitan a los productores enfrentar escenarios climáticos cada vez más extremos.

Entre las alternativas destacan la implementación de seguros agrícolas, el fomento de cultivos más resistentes y el fortalecimiento de las infraestructuras de riego y drenaje. Asimismo, la capacitación en técnicas de adaptación climática será clave para que los agricultores puedan reducir sus riesgos en futuros ciclos agrícolas.

Las 500 hectáreas de maíz devastadas en Querétaro representan un duro golpe para el campo y un recordatorio de la fragilidad de la agricultura frente a fenómenos climáticos fuera de lo común. Con cientos de productores afectados y un panorama aún incierto, el reto inmediato es garantizar que los apoyos lleguen a tiempo para mitigar la crisis.

Más allá de la emergencia, este episodio pone sobre la mesa la urgencia de fortalecer la resiliencia agrícola en México. Solo con estrategias de prevención y adaptación se podrá enfrentar un futuro en el que sequías extremas y lluvias atípicas podrían convertirse en la nueva normalidad del campo.