Arranca en la Sierra Tarahumara la entrega directa de 12 mil mdp a pueblos indígenas
Desde Guachochi, Chihuahua, la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, encabezó el inicio de la dispersión de recursos del FAISPIAM. El fondo busca entregar, sin intermediarios, presupuesto para obras de infraestructura básica decididas por las propias comunidades a nivel nacional.
En un evento de alto calado para la política social del país, la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, dio inicio este sábado a la entrega directa de recursos del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social para Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas (FAISPIAM) desde el corazón de la Sierra Tarahumara, en Guachochi, Chihuahua. Este arranque simbólico marca el comienzo de la dispersión de más de 12 mil millones de pesos a nivel nacional, destinados a que las propias comunidades administren y ejecuten sus obras prioritarias.
El acto se centró en la entrega de tarjetas del Banco del Bienestar a las mujeres tesoreras de las comunidades rarámuris, quienes serán las responsables directas de la administración de los fondos. Esta metodología, que elimina intermediarios, es una de las piedras angulares de la estrategia del gobierno para asegurar que el apoyo llegue de manera íntegra y transparente.
Un giro en la política social: la administración directa
Durante el evento, la secretaria Montiel enfatizó que este es un momento histórico que materializa un cambio profundo en la relación del Estado con los pueblos originarios. «Hoy se entregan recursos que son parte de una inversión de más de 12 mil millones de pesos en todo el país, y hoy ustedes pueden estar seguros que, así como sucede en el territorio rarámuri en esta hermosa barranca, en todo el país ya comienza la dispersión de estos recursos para que todos nuestros pueblos indíg1enas», declaró Montiel ante gobernadores y autoridades tradicionales de la sierra.
La selección de las obras no será impuesta por ninguna entidad gubernamental. Los proyectos de infraestructura social básica —que incluyen obras de agua potable, drenaje, electrificación, urbanización, y mejoramiento de vivienda e infraestructura educativa y de salud— fueron decididos previamente en Asambleas Comunitarias. En estas asambleas, los propios habitantes definieron sus necesidades más urgentes y eligieron a los comités de administración y vigilancia que darán seguimiento al uso de los recursos.
Impacto nacional y el rol de la mujer indígena
El inicio del programa en Chihuahua tiene una fuerte carga simbólica, al realizarse en una de las regiones con mayor presencia indígena y con profundos rezagos históricos. Sin embargo, la secretaria de Bienestar dejó claro que el alcance es nacional. La medida busca replicarse en todas las comunidades indígenas y afromexicanas del país que fueron designadas como beneficiarias del FAISPIAM.
Un aspecto destacado del evento fue el papel central otorgado a las mujeres, al ser designadas como las tesoreras comunitarias. Esta decisión busca empoderar a las mujeres dentro de sus comunidades y reconocer su rol fundamental en la administración y el tejido social. La directora de Información del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), Yuki Hueda Tanabe, y la delegada de Bienestar en Chihuahua, Mayra Guadalupe Chávez Jiménez, resaltaron la importancia de este enfoque, alineado con las directrices de la presidenta Claudia Sheinbaum de fortalecer la participación femenina en todos los niveles.
Este nuevo modelo de ejecución de la política social pone a prueba la capacidad de organización comunitaria y representa una apuesta del gobierno federal por la autonomía y la gestión directa como herramientas para abatir la marginación histórica.


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