Lo que en su momento fue presentado como la columna vertebral del acceso a la información pública en México, llegó al nuevo gobierno en condiciones que distan del estándar institucional. La Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), junto con los micrositios y sistemas asociados del entonces INAI, fue recibida con problemas estructurales, vacíos de seguridad y deterioro de infraestructura que comprometen su funcionamiento y confiabilidad.
Según la revisión oficial realizada tras la transferencia, la plataforma presentaba fallas en niveles técnicos, operativos y administrativos. Equipos antiguos, servidores sin mantenimiento y sistemas críticos fuera de operación formaban parte del panorama. Pero el hallazgo más inquietante fue la detección de sitios alojados en dominios externos, algunos de ellos intervenidos con contenido ajeno a su función y presencia de software malicioso.
La funcionaria responsable de Anticorrupción y Buen Gobierno, Raquel Buenrostro, señaló que dichos sistemas no sólo estaban desactualizados, sino potencialmente comprometidos al punto de generar ataques internos entre servidores interconectados.
Infraestructura tecnológica al borde del colapso
El diagnóstico realizado evidenció que gran parte del soporte tecnológico tenía años sin mantenimiento preventivo. Varias unidades de almacenamiento físico estaban en riesgo de fallo permanente; los sistemas de respaldo no garantizaban continuidad operativa; y los dispositivos encargados de controlar temperatura, energía y seguridad contra incendios se encontraban deteriorados o fuera de servicio.
A esto se sumaba la existencia de plataformas operando con software descontinuado y sin parches de seguridad desde hace más de una década. La obsolescencia dejó expuestos módulos completos utilizados para la gestión de solicitudes de información y para el resguardo de datos personales.
En una de las áreas dedicadas a la protección de datos sensibles se localizó un micrositio que había sido alterado para mostrar servicios de compra en línea, acompañado de archivos infectados con troyanos capaces de infiltrarse en otros sistemas conectados a la red oficial. La prioridad inmediata fue desactivar y aislar estas operaciones.
Migraciones y resguardo: la etapa crítica del proceso
A fin de evitar la pérdida de información y garantizar trazabilidad, se generaron respaldos completos que quedarán bajo administración de auditoría. Lo siguiente será la migración gradual a dominios gubernamentales estandarizados, sustituyendo los dominios externos utilizados previamente.
Este paso no es únicamente técnico, sino institucional: implica reafirmar qué información mantiene validez pública y cuál dejó de tener carácter oficial con la desaparición del INAI como organismo autónomo.
Mientras tanto, los accesos, consultas y solicitudes se mantienen activos bajo un esquema de administración compartida entre dependencias federales, legislativas, judiciales, partidos y sindicatos, quienes deberán operar bajo lineamientos uniformes.
Transparencia en riesgo: un desafío para el Estado
La PNT es la puerta de acceso al ejercicio del derecho a saber, y su estabilidad es fundamental para la rendición de cuentas. La falta de mantenimiento y la exposición de sus sistemas reabren el debate sobre cómo debe garantizarse este derecho en una era donde la información se almacena, procesa y consulta digitalmente.
La reconstrucción no es solo técnica: es institucional y simbólica. Una plataforma dañada no solo afecta procedimientos administrativos, sino la confianza ciudadana en la transparencia pública. El reto que enfrenta el gobierno es asegurar que la transición no debilite ese vínculo.
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