El amanecer del viernes trajo consigo una tristeza profunda a la comunidad de Agua Fría de Gudiño, en Pinal de Amoles. Bajo toneladas de lodo y piedra, fue hallado el cuerpo del pequeño Mateo, de seis años, víctima del alud provocado por las intensas lluvias del huracán Priscilla, que azotó la región serrana de Querétaro.
Mientras las familias intentaban rescatar lo que quedaba de sus hogares, la magnitud de la tragedia comenzó a conocerse: 147 casas afectadas en seis municipios, con daños severos en zonas como Jalpan de Serra, Landa de Matamoros, San Joaquín y Arroyo Seco.
147 viviendas afectadas y siete albergues habilitados
El gobernador Mauricio Kuri González informó a través de su cuenta oficial de X que el Gobierno del Estado, en coordinación con los municipios, habilitó siete albergues para recibir a los damnificados.
“No se arriesguen, los refugios están abiertos y listos para recibirles con cuidado y calidez”, señaló el mandatario.
Hasta el momento, 45 personas han hecho uso de estos espacios, que cuentan con alimentos, atención médica y zonas seguras. Además, Kuri anunció el inicio de un censo casa por casa para identificar las necesidades más urgentes de las familias afectadas.
Carreteras afectadas y llamados a la precaución
Las lluvias alcanzaron 147 milímetros, es decir, el 15 % del total anual. Esto provocó deslaves y daños en vías importantes. Las carreteras federales 69 y estatal 180 ya operan parcialmente, mientras que la carretera 120 continúa con un deslave que limita el paso.
El gobernador pidió a los ciudadanos evitar transitar por la zona y conducir con extrema precaución.
Coordinación con la presidenta Claudia Sheinbaum
Kuri González agradeció la disposición de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, con quien mantiene comunicación constante para atender la emergencia.
“Desde los primeros momentos, trabajamos de manera coordinada entre los tres órdenes de gobierno para brindar apoyo donde más se necesita”, afirmó.
El mandatario reiteró que la prioridad es garantizar la seguridad y el bienestar de las familias serranas, además de evaluar los daños a largo plazo para restaurar los servicios básicos y reconstruir las viviendas.
Historias que inspiran: la fuerza de la comunidad queretana
Entre la tristeza y el caos, emergen gestos de esperanza. Vecinos se han organizado para entregar víveres, ropa y medicamentos en los albergues, mientras grupos de voluntarios ayudan a limpiar caminos y levantar escombros.
“Aquí nadie se queda solo”, dijo una habitante de Jalpan, resumiendo el espíritu solidario que define a la Sierra Gorda.
TE PODRÍA INTERESAR