lunes, diciembre 22, 2025

Hanal Pixan: reencuentro con las almas entre Pib, altares y velas

 En la península de Yucatán, la llegada de los fieles difuntos no sólo se marca desde el calendario, sino que también se siente en el aire. Cada año, cuando las primeras ráfagas frescas rompen el calor y las noches se vuelven más suaves, las familias saben que el momento de reencontrarse con sus seres queridos se acerca. 

Así inicia el Hanal Pixan (“comida de las ánimas” en maya), una tradición viva donde el recuerdo se convierte en ofrenda. En casas y patios, se encienden velas para iluminar el regreso de quienes ya partieron; se amasan tamales, se prepara pib en hornos de tierra, se colocan flores, fotografías y se hacen rezos. 

Aunque en gran parte del país las celebraciones van del 27 de octubre al 3 de noviembre, en la península el Hanal Pixan se concentra en tres días esenciales: 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre. 

Cada fecha guarda una intención propia, un llamado para que ningún alma quede sin luz ni compañía y no se trata sólo de recordar, sino de abrir paso, invitar, recibir y, finalmente, despedir con respeto.

Por ello, en La Verdad Noticias preparamos una guía para acompañarte en estas fechas, una ruta para comprender el sentido de cada día, honrar a las almas que regresan y caminar con ellas, al menos una vez más, hacia el hogar.

Hanal Pixan: cuando las almas regresan guiadas por el viento

El Hanal Pixan no es una fecha aislada en la península de Yucatán, sino un ciclo ritual que se extiende durante tres días en los que la frontera entre mundos se vuelve muy delgada.

Los antiguos mayas creían que las almas tienen permiso para volver a casa, para saborear la memoria y reencontrarse con su familia. No regresan como sombras ni como nostalgia dolorosa; vuelven como presencia tierna, como compañía. Por eso el Hanal Pixan no es luto, sino un reencuentro.

La celebración comienza el 31 de octubre, día conocido como U Hanal Palal, la comida para las almas de las niñas y los niños. En los altares se ponen dulces, juguetes, frutas pequeñas y hasta vasos con horchata o chocolate. 

Muchas madres y abuelas colocan pequeñas velas con especial cuidado, porque dicen que los espíritus infantiles llegan primero, traviesos y ligeros como el viento que anuncia su paso.

El 1 de noviembre está dedicado a los adultos. Es el día de U Hanal Nucuch Uinicoob, la comida para las almas grandes. Las ofrendas cambian: maíz, tamales, panes, café, cigarros, botellas de licor, comida abundante y sazón de hogar. En este día se recuerda la vida, el trabajo, las historias, la risa de quienes sostuvieron a la familia antes como los abuelos y tatarabuelos.

Al día siguiente (2 de noviembre), se le conoce como Hanal Pixanoob, cuando llegan todos los adultos y la familia completa se reúne en el hogar. Muchos suelen llevar esta celebración a los panteones, por lo que no es raro ver a alguien sentarse junto a la tumba de un ser querido para platicar y compartir la ofrenda en familia a un lado de su ser querido.

El Pib: la tierra, el fuego y el sabor que une a vivos y muertos

 En Yucatán, ningún Hanal Pixan estaría completo sin el Pib. También llamado mucbipollo, se trata de un platillo que trasciende lo culinario y se convierte en símbolo de memoria y vínculo familiar. El Pib no es simplemente comida, es un rito que combina la tierra, el fuego y la paciencia, y que materializa el respeto hacia quienes regresan a la casa durante estos días.

Su preparación comienza antes del 1 de noviembre. La masa de maíz se amasa con cuidado y se mezcla con manteca, sal y a veces con recados que dan aroma y color. La carne (pollo, cerdo o una combinación de ambos) se adoba con recado rojo, hierbas y especias, mientras las hojas de plátano se disponen para envolver todo el contenido. 

Cada movimiento tiene un significado, como el envolver el Pib, que es proteger la memoria de quienes ya no están y garantizar que la ofrenda llegue intacta a las almas.

El momento más simbólico llega cuando el Pib se cocina bajo tierra, en un horno tradicional llamado “pib”, que consiste en una cavidad cubierta con piedras calientes y tierra. Durante horas, el calor de la tierra y el humo de la leña le dan cocción al mucbipollo.

Se cree que el contacto con la tierra no solo cocina la comida, sino que también la bendice, conectando el alimento con la vida y la muerte al mismo tiempo.

Antes de que la familia pruebe el Pib, se coloca un pedazo en el altar como ofrenda. Este acto reconoce que las almas son las invitadas principales, que deben “alimentarse” primero. Después, la comida se comparte entre los vivos, convirtiéndose en un momento de unión familiar, de transmisión de historias, risas y recuerdos.

El Pib es mucho más que un platillo, es un puente tangible entre los mundos, un recordatorio de que lo que compartimos con quienes amamos nunca se pierde, y que el ciclo de vida y muerte es, en la península, un camino sagrado que se recorre juntos.

El cierre del Hanal Pixan: el biix, la despedida de las ánimas

La celebración no termina el 2 de noviembre con la mesa compartida en familia; aún queda un momento igualmente importante: despedir a las ánimas que acompañaron a su familia durante toda la temporada.

En varias poblaciones del interior de la península, se mantiene la creencia de que el 30 de noviembre es el día para iluminar el camino de regreso al otro mundo. Esta despedida, conocida como biix o “biix-mes”, marca el cierre del ciclo de finados y garantiza que las ánimas regresen tranquilamente a su descanso. 

Al caer la noche, las albarradas, muros y entradas de las casas se llenan de hileras de velas cuidadosamente colocadas por las familias, creando un sendero de luz que guía a los difuntos hacia el otro mundo.

Las velas utilizadas son las mismas que acompañaron los altares durante toda la temporada de finados. Por esta razón, durante los días previos se deben cuidar para que no se consuman antes de tiempo. 

El 2 de noviembre se encienden únicamente dos veces, durante los rezos de la mañana y el mediodía, y luego se apagan hasta el biix final. En estas ceremonias se distinguen velas blancas, dedicadas a los adultos, y velas de colores, para los niños. 

Una vez colocadas en las albarradas, las velas permanecen encendidas toda la noche, iluminando el camino de las ánimas y cerrando así con respeto y cariño la temporada del Hanal Pixan.

 ¿QUÉ DEBE DE TENER EL ALTAR?

En Yucatán, los altares del Hanal Pixan reúnen símbolos ancestrales que conectan a los vivos con sus difuntos. Cada elemento tiene un propósito espiritual y una historia detrás. Con el paso del tiempo, los altares han incorporado nuevos elementos provenientes del centro del país, como el pan de muerto y las calaveritas de azúcar, que han enriquecido esta tradición sin reemplazar su esencia ancestral.

  • Mesa y mantel
  • Cruz verde (representa la ceiba, árbol sagrado que simboliza la conexión entre el cielo, la tierra y el inframundo)
  • Incienso (su luz y aroma guían a las almas hacia la comida preparada en su honor)
  • Agua y sal (elementos de purificación para las ánimas en su viaje)
  • Mucbipollo o pib
  • Frutas como jícama, mandarina y naranja
  • Dulces regionales de papaya, coco y pepita
  • Balché (bebida fermentada usada en rituales, asociada a la protección y la conexión espiritual)
  • Tan-chucuá (atole de masa de maíz con cacao, pimienta y anís, servido en jícaras)

CREENCIAS QUE MANTIENEN VIVO EL PUENTE ESPIRITUAL

Más allá del altar y las flores, el Hanal Pixan vive en los pequeños gestos que protegen el vínculo entre vivos y muertos. Son reglas no escritas, pero profundamente respetadas, porque cada una cuida el equilibrio entre mundos.

  • No se coloca en el altar a quienes fallecieron este año, porque aún están en viaje espiritual y no deben ser perturbados.
  • El día en que llegan las almas no se barre ni se limpia, para no borrar el camino que siguen al entrar a la casa.
  • No se debe decir “qué rico huele” la comida, porque se cree que con esa frase se roba su esencia, la energía que disfrutan los difuntos.
  • Se deja un lugar libre en la mesa, para que el espíritu pueda sentarse a compartir.
  • No se cena antes de que las almas “coman” primero, respetando su visita.
  • La noche se vive con calma y recogimiento, evitando salidas innecesarias, porque los espíritus están de camino.
  • No se pisa el espacio del altar ni se cruza frente a él, para no interrumpir el paso de las almas.
  • Las conversaciones se mantienen respetuosas, porque los difuntos escuchan y merecen honra.

 Recomendaciones durante el Hanal Pixan 

  •  Mantener encendidas las velas y reemplazarlas si se consumen
  • Limpiar los espacios del altar antes y después de la celebración, excepto durante la llegada de las ánimas
  • Rezar o cantar cantos tradicionales para acompañar a las alma
  • Preparar la comida con calma y respeto, sin prisa
  • Invitar a los vecinos o familiares a participar en la celebración

Fechas importantes

  • 31 de octubre – U Hanal Palal: comida para las almas de las niñas y los niños.
  • 1 de noviembre – U Hanal Nucuch Uinicoob: comida para los adultos que partieron.
  • 2 de noviembre – Hanal Pixanoob: día para visitar panteones y compartir ofrendas familiares.
  • 30 de noviembre- Biix: despedida de los difuntos
Paco Marín
Paco Marín
Paco Marín es un periodista egresado en Comunicación y Periodismo por la Universidad Latinoamericana. Su experiencia abarca una amplia gama de temas críticos como salud, política, medio ambiente, infraestructura y educación, lo que le confiere un conocimiento diverso y una perspectiva integral en sus contribuciones. Su formación académica y experiencia práctica fortalecen la fiabilidad y experticia del contenido que genera.
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