En Guanajuato, la violencia no solo se mide en cifras de homicidios. La gobernadora Libia García Muñoz Ledo lanzó una advertencia que sacude la conciencia colectiva: niños y adolescentes están participando en actividades ilícitas dentro del estado.
Aunque aclaró que no se tienen casos documentados de reclutamiento forzado por parte del crimen organizado, sí existen registros de menores arrestados durante operativos de seguridad, una señal alarmante de que la delincuencia está tocando a los más jóvenes.
Voluntario o forzado: dos caras del mismo problema
García Muñoz Ledo explicó que existen dos fenómenos distintos:
- El reclutamiento forzado, donde los menores son obligados a unirse al crimen.
- La participación voluntaria, en la que adolescentes, muchas veces en situación de vulnerabilidad, acceden a involucrarse en actividades ilícitas.
Ambos escenarios representan una realidad grave para el estado y un reto para las instituciones.
La respuesta institucional
El DIF estatal, la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes y la Secretaría de Seguridad han reforzado los programas de prevención.
Las estrategias incluyen:
- Trabajo en escuelas para reforzar la permanencia educativa.
- Campañas comunitarias para detectar riesgos de enganche.
- Prevención de la deserción escolar, uno de los principales factores que empuja a los menores a buscar alternativas en el crimen.
El riesgo de los “falsos empleos”
Un punto crítico que mencionó la mandataria es el reclutamiento a través de ofertas laborales. Muchos adolescentes son enganchados con la promesa de un trabajo rápido y bien pagado, sin saber que en realidad los están atrayendo hacia redes delictivas.
Incluso en el Consejo Nacional de Seguridad se ha planteado la necesidad de regular el traslado de menores, quienes pueden ser llevados fuera del estado bajo falsas promesas de empleo.
Educación y familia: el escudo más fuerte
“Nuestros jóvenes tienen que estar en las escuelas”, recalcó García Muñoz Ledo. La apuesta del gobierno estatal es fortalecer el tejido familiar y comunitario para evitar que los menores sean vulnerables a la delincuencia organizada.
El mensaje es claro: la prevención comienza en las aulas y en el hogar, donde se construyen los primeros lazos de protección contra las redes criminales.
Una realidad que exige acción
La participación de menores en delitos no es exclusiva de Guanajuato, pero el reconocimiento oficial abre la puerta a enfrentar el problema de manera frontal. Si bien no se documentan casos de reclutamiento forzado en la entidad, la línea que separa la vulnerabilidad de la explotación criminal es cada vez más delgada.
La clave estará en reforzar las oportunidades educativas, el acceso a empleos dignos para las familias y la creación de entornos seguros que protejan a niños y adolescentes de los riesgos del crimen.
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