En los últimos años, la violencia en México ha llegado a niveles escalofriantes. Las cifras son estremecedoras y los hallazgos, aún más. Entre diciembre de 2024 y enero de 2025, el descubrimiento de fosas clandestinas en Chihuahua y Jalisco dejó al descubierto la brutalidad del crimen organizado y la incapacidad de las autoridades para frenar esta crisis.
En tan solo cuatro días de búsqueda en el predio conocido como El Willy, en Chihuahua, fueron encontrados 56 cuerpos y una colección aterradora de huesos humanos. A unos cientos de kilómetros, en una fosa clandestina en Zapopan, Jalisco, se localizaron 72 bolsas con restos segmentados de 24 personas.
Estos hallazgos son solo la punta del iceberg de una problemática que atraviesa el país entero.
El horror de las fosas clandestinas
Las fosas clandestinas se han convertido en un símbolo del horror en México. Según el informe de Causa en Común, en 2024 se localizaron 244 fosas clandestinas, donde cientos de cuerpos han sido hallados, en muchos casos, irreconocibles.
Chihuahua y Jalisco: el epicentro de la tragedia
En Chihuahua, los hallazgos recientes en El Willy destaparon la magnitud de la violencia en la región. La operación militar que llevó al arresto de un líder criminal conocido como «El Comandante» permitió a las autoridades encontrar este predio donde las víctimas fueron desmembradas, calcinadas y abandonadas sin piedad.
En Jalisco, la fosa del Salto Colorado reveló un patrón similar: víctimas desaparecidas desde 2021, desmembradas y enterradas en bolsas. Los objetos personales encontrados junto a los cuerpos —ropa, llaves y zapatos— son un testimonio desgarrador de las vidas truncadas.
Cifras que estremecen: el informe de atrocidades 2024
El informe de Causa en Común pone números al horror que vive México. Durante 2024 se registraron:
- 3,056 hechos atroces, lo que equivale a 12 atrocidades diarias.
- 1,186 asesinatos con tortura.
- 652 mutilaciones y descuartizamientos.
- 505 asesinatos de mujeres con crueldad extrema.
- 224 asesinatos de niños, niñas y adolescentes.
El peor mes del año fue julio, con 504 atrocidades, seguido de octubre y noviembre. Ningún estado quedó exento del horror, pero Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Sinaloa y Baja California concentraron los peores registros.
El fracaso en seguridad y justicia
El aumento de la violencia no es un fenómeno aislado; es el reflejo de un sistema de seguridad y justicia colapsado. Durante los últimos meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y los primeros del mandato de Claudia Sheinbaum, las cifras no han mostrado una mejora significativa.
La impunidad sigue siendo la constante: de cada 10 crímenes, solo 3 llegan a ser investigados, y las organizaciones criminales continúan operando con absoluta libertad.
El crimen organizado: dueño de territorios
La presencia de grupos criminales como La Línea en Chihuahua y Cártel Jalisco Nueva Generación en Jalisco demuestra cómo el narcotráfico ha tomado el control de vastas regiones del país. Estos grupos no solo se dedican al tráfico de drogas, sino también a la desaparición y el asesinato masivo de personas, alimentando el miedo y la desesperanza en las comunidades.
El impacto social y humano de la barbarie
Más allá de las cifras, el impacto humano de esta crisis es devastador. Las familias de las víctimas se enfrentan a una doble tragedia: la desaparición de sus seres queridos y la indiferencia de las autoridades.
El papel de los colectivos de búsqueda
En esta lucha, los colectivos de búsqueda de desaparecidos se han convertido en una luz de esperanza. Organizaciones como Luz de Esperanza en Jalisco y la Comisión Local de Búsqueda de Chihuahua han sido fundamentales para localizar fosas y exigir justicia. Sin embargo, su trabajo se realiza muchas veces sin apoyo gubernamental y en condiciones de alto riesgo.
¿Hay esperanza para México?
A pesar del panorama desolador, es posible avanzar hacia soluciones. Algunos puntos clave incluyen:
- Fortalecer las instituciones de seguridad y justicia, garantizando investigaciones efectivas y castigo a los responsables.
- Apoyar a los colectivos de búsqueda con recursos y protección para su labor.
- Atender las causas estructurales de la violencia, como la pobreza y la falta de oportunidades en regiones vulnerables.
- Desmantelar las redes criminales mediante inteligencia y coordinación interinstitucional.
Un país al límite
México enfrenta una crisis sin precedentes que expone las profundas heridas de un sistema social y político que no ha logrado proteger a su población. Las fosas clandestinas, los asesinatos atroces y el control territorial del crimen organizado son un recordatorio doloroso de la urgencia de un cambio real.
La esperanza radica en las voces de las familias, los colectivos de búsqueda y la sociedad civil, que no descansan en su lucha por justicia. Es hora de que las autoridades estén a la altura de este desafío histórico.
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