Una plaga imparable. El «Pez Diablo» está causando un desastre ecológico y económico en el río Grijalva. Descubre su impacto directo en tu vida.
No es una película de terror, es la cruda realidad en los ríos de Tabasco. Una especie invasora, el «Pez Diablo», está aniquilando la pesca local, destruyendo ecosistemas y dejando a más de 12,000 pescadores al borde de la desesperación.
Para los pescadores del río Grijalva, en Tabasco, el enemigo tiene nombre y una apariencia casi prehistórica: el Pez Diablo (Loricariidae). Este bagre acorazado, originario de la cuenca del Amazonas, fue introducido en México hace décadas, probablemente por liberaciones de acuarios, y desde entonces se ha convertido en una plaga imparable con consecuencias devastadoras.
Hoy, según reportes de pescadores locales, el Pez Diablo constituye hasta el 70% de la captura diaria. Lo que antes eran redes llenas de mojarras, tilapias y robalos, ahora son trampas repletas de este invasor, una especie que no solo carece de valor comercial significativo, sino que activamente destruye su medio de vida.
El Doble Impacto: Ecológico y Económico
La invasión del Pez Diablo es un desastre en dos frentes. Por un lado, el impacto ecológico es severo. Por otro, las consecuencias económicas para las comunidades ribereñas son catastróficas.
Destrucción Ecológica:
* Competencia por alimento: El Pez Diablo es un competidor voraz que desplaza a las especies nativas, alterando toda la cadena alimenticia.
* Destrucción de nidos: Se alimenta de los huevos de otras especies, como la tilapia, lo que ha provocado una reducción de hasta el 83% en su población, según estudios citados en la revista científica PMC.
* Erosión de las riberas: Su comportamiento de excavar madrigueras para anidar en las orillas de los ríos provoca una severa erosión, desestabilizando las riberas y degradando la calidad del agua.
Devastación Económica:
* Pérdida de ingresos: Más de 12,000 pescadores en la región del Grijalva se han visto directamente afectados, según una investigación publicada en ResearchGate. Donde antes capturaban hasta seis toneladas de especies nativas por semana, ahora apenas logran una fracción, y la mayor parte de la captura es el invendible Pez Diablo.
* Daño a equipos de pesca: Sus aletas gruesas y espinosas rompen constantemente las redes de los pescadores, lo que representa un costo adicional y constante para personas que ya han visto sus ingresos desplomarse.
* Desempleo y migración: La crisis ha provocado el colapso de la pesca comercial en varias zonas, llevando al desempleo y forzando a muchos pescadores a abandonar su oficio de generaciones para buscar otras formas de sustento.
«Antes sacábamos seis toneladas de especies nativas a la semana. Ahora, el Pez Diablo se ha apoderado de todo. Nos ha dejado sin nada.» – Testimonio de pescador local.
¿Por qué es tan difícil de controlar?
El Pez Diablo es una máquina de supervivencia. Su coraza lo protege de muchos depredadores naturales, puede respirar aire atmosférico para sobrevivir en aguas con poco oxígeno y su tasa de reproducción es altísima. Estas características fisiológicas y adaptativas le han permitido colonizar rápidamente vastas extensiones de los sistemas fluviales de México.
Los esfuerzos para controlarlo han sido, hasta ahora, insuficientes. Los pescadores, en un acto de desesperación, a menudo los matan y los dejan en las orillas, generando otro problema de contaminación y desperdicio.
Buscando Soluciones en Medio de la Crisis
A pesar del sombrío panorama, están surgiendo iniciativas para convertir el problema en una oportunidad. Científicos y emprendedores están explorando usos alternativos para la biomasa del Pez Diablo.
* Harina para alimento animal: Se ha estudiado su uso como reemplazo parcial de la harina de pescado comercial en la formulación de piensos para la acuicultura, ya que es una buena fuente de proteínas y minerales.
* Biocoagulantes: Investigaciones exploran el uso de su biomasa para producir biocoagulantes, que pueden ser utilizados en el tratamiento de aguas residuales.
* Consumo humano: Aunque su carne es de alta calidad proteica, existen preocupaciones sobre la posible acumulación de metales pesados, lo que ha limitado su aceptación en el mercado.
La crisis del Pez Diablo en Tabasco es un claro ejemplo de cómo la introducción de una especie no nativa puede desatar una cascada de problemas ecológicos y sociales. Mientras se buscan soluciones a largo plazo, para miles de familias mexicanas, cada día es una lucha contra una plaga que les está robando el río, el sustento y el futuro.


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