José Rodrigo Aréchiga Gamboa, conocido como El Chino Ántrax, fue uno de los sicarios más notorios del Cártel de Sinaloa. Su nombre se asocia con poder, violencia y lealtad, pero también con una vida marcada por tragedias. Ahora, un hombre identificado como El Chunco, quien afirma ser su sobrino, comparte detalles inéditos sobre su vida en una entrevista con el youtuber GAFE423.
Desde sus humildes inicios en Culiacán hasta su ascenso como líder del grupo armado Los Ántrax, la historia de Rodrigo Aréchiga revela la complejidad de una figura que dejó una huella profunda en el mundo del narcotráfico.
Un origen humilde en Culiacán
Según El Chunco, El Chino Ántrax creció en una colonia de clase media-baja en Culiacán, lejos de la opulencia que luego caracterizaría su vida. Su infancia estuvo marcada por la cercanía con la familia Zambada; su amistad con Vicente Zambada Niebla, «El Vicentillo», comenzó cuando eran niños y jugaban fútbol en las calles del barrio.
Antes de involucrarse en el narcotráfico, intentó abrir un negocio legítimo: un puesto ambulante de hamburguesas y hot dogs. Sin embargo, este emprendimiento fracasó, lo que lo llevó a buscar trabajo en casa de los Zambada, donde empezó lavando autos.
El ascenso en el Cártel de Sinaloa
Su interés por las armas y su lealtad lo hicieron destacar. Pronto, pasó de ser un lavador de autos a convertirse en escolta personal de El Vicentillo. Fue en este momento cuando recibió su primera pistola personalizada, «La Súper Ántrax», un arma con incrustaciones de diamantes que simbolizaba su nuevo estatus dentro del cártel.
Los Ántrax: La creación de un brazo armado letal
En 2008, tras años de preparación, Rodrigo Aréchiga fundó Los Ántrax, un grupo armado diseñado para proteger a la familia Zambada y las operaciones del cártel. El grupo, conocido por su brutalidad y ejecuciones públicas, estaba compuesto inicialmente por 11 hombres, muchos de ellos reclutados de pandillas locales.
El Chino Ántrax y sus hombres fueron entrenados en tácticas militares avanzadas por exmilitares y miembros de las FARC. Este entrenamiento incluyó combate cercano, fabricación de explosivos y uso de armas de largo alcance, lo que convirtió a Los Ántrax en un grupo temido y respetado.
Los símbolos y supersticiones de El Chino Ántrax
El número 5 fue recurrente en la vida de Rodrigo Aréchiga. Según El Chunco, este número aparecía en sus apodos, armas y claves dentro del cártel. Aunque no se sabe si creía en la numerología, este detalle marcó su identidad.
Un corrido no autorizado y sus consecuencias fatales
Uno de los episodios más oscuros relatados por El Chunco es el caso de cuatro jóvenes que compusieron un corrido no autorizado sobre El Chino Ántrax. Este corrido contenía información confidencial, lo que llevó a que fueran asesinados. Sus cuerpos aparecieron en un canal de Culiacán, en un acto que reflejaba la estricta disciplina del cártel.
La captura en Ámsterdam y el regreso a México
En diciembre de 2013, Rodrigo Aréchiga fue capturado en el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam, por la Interpol. Fue extraditado a Estados Unidos, donde enfrentó cargos por lavado de dinero y tráfico de drogas.
Aunque cumplió parte de su condena bajo un programa de arresto domiciliario, regresó ilegalmente a México en circunstancias que aún no están claras. En mayo de 2020, su cuerpo fue encontrado junto al de su hermana y cuñado en una camioneta en Culiacán, tras ser secuestrados y asesinados.
El legado y la caída de Los Ántrax
La muerte de El Chino Ántrax marcó el final de una era para el Cártel de Sinaloa. Según El Chunco, su tío apoyó a muchas personas, pero su vida estuvo llena de violencia y decisiones que lo llevaron a un destino trágico.
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