Una variación en la presión de las bombas de Pemex alertó a las autoridades, llevando al descubrimiento de una toma clandestina de combustible, conocida como «huachicol», en un local comercial de la alcaldía Azcapotzalco, Ciudad de México, el 5 de junio.
El pasado 5 de junio, las autoridades de la Ciudad de México lograron un importante hallazgo al localizar una toma clandestina de combustible, comúnmente referida como «huachicol», al interior de un local comercial en la alcaldía Azcapotzalco. El punto exacto del descubrimiento fue sobre la avenida Tezozómoc, una zona que, por su naturaleza urbana, hace que este tipo de operaciones clandestinas sean particularmente preocupantes.
El descubrimiento no fue fortuito. Fue posible gracias a una alerta generada por una variación inusual en la presión de las bombas de Petróleos Mexicanos (Pemex). Esta anomalía en el flujo del combustible activó los protocolos de seguridad de la paraestatal, lo que llevó a la intervención de las autoridades y la posterior confirmación del hallazgo por parte de Protección Civil.
A pesar de la peligrosidad inherente a las tomas clandestinas de combustible, las autoridades confirmaron que, en el momento del hallazgo, esta en particular no representaba un peligro inmediato para las personas presentes en el lugar ni para los vecinos de la zona. Sin embargo, la sola existencia de una operación de este tipo en un área urbana densamente poblada subraya la persistencia y la adaptabilidad de las redes de robo de combustible.
Persistencia del Huachicol en Zonas Urbanas y Desafío a la Seguridad Energética
El robo de combustible es un problema nacional que se ha asociado históricamente con zonas rurales, ductos en el campo o áreas de paso. Su aparición en un entorno urbano como la CDMX, lejos de las principales líneas de ductos, es un desarrollo preocupante. El hallazgo en un local comercial sugiere una operación más sofisticada y encubierta, indicando que los huachicoleros están adaptando sus métodos para operar dentro de las ciudades, aprovechando la infraestructura existente para el robo y la distribución. La detección por una variación de presión en Pemex demuestra que las redes criminales están encontrando formas de evadir la vigilancia directa y operar de manera clandestina en el corazón de la capital.
La presencia de huachicol en una alcaldía de la CDMX como Azcapotzalco demuestra que el problema del robo de combustible no se limita a las zonas tradicionales, sino que ha permeado las áreas urbanas, representando un riesgo de seguridad significativo para la población. Aunque las autoridades declararon que no había peligro inmediato, la actividad en sí es intrínsecamente peligrosa y puede llevar a explosiones o fugas con consecuencias devastadoras para la comunidad.
Implicaciones para la Estrategia de Combate al Robo de Combustible
Esto también indica un desafío continuo a la estrategia de seguridad energética del país, sugiriendo que las redes de huachicol son altamente adaptables y buscan nuevas formas de operar. Esta situación requerirá una reevaluación y fortalecimiento de las tácticas de combate por parte de las autoridades federales y locales. La necesidad de una vigilancia más sofisticada y una inteligencia más profunda para detectar estas operaciones encubiertas en entornos urbanos se vuelve imperativa. La colaboración entre Pemex, las fuerzas de seguridad y Protección Civil será fundamental para desmantelar estas redes y proteger a la ciudadanía de los riesgos asociados.
«El huachicol urbano es una señal clara de la adaptación criminal; la respuesta debe ser igual de sofisticada.»


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