El norte de Veracruz volvió a ser escenario de una tragedia ambiental. En Citlaltépetl, municipio de Álamo Temapache, un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) se fracturó durante las recientes inundaciones, provocando un derrame de hidrocarburos que llegó a los ríos y arroyos de la región. Lo que empezó como una emergencia técnica terminó convirtiéndose en una crisis humana.
Desde hace más de una semana, los pobladores viven sin acceso a agua potable. El chapopote contaminó los pozos que abastecen a la comunidad, forzándolos a depender de garrafones y agua de lluvia para sobrevivir.
“Nos quedamos sin agua y sin cultivos”
Susana Marlene Cortés, vecina del lugar, relató que el agua se tornó negra y aceitosa. “Los pozos pasan al lado del arroyo que se contaminó; ya no se puede bombear esa agua”, dijo. Su familia, como muchas otras, perdió cultivos y enfrenta gastos diarios para comprar agua.
Por su parte, Óscar Cortés González explicó que ahora deben recolectar agua de lluvia o sacar con cubetas de otros arroyos para tareas básicas.
“Usamos esa agua para bañarnos o lavar, pero no es segura para beber”, señaló.
El impacto del derrame ha sido doble: ambiental y social. Además de la contaminación del suelo y los ríos, la comunidad enfrenta la pérdida de medios de vida y la falta de apoyo inmediato.
Pemex activa plan de emergencia y promete indemnización
Pemex informó que activó el Plan Regional de Contingencias junto a la Secretaría de Marina. Hasta la fecha, se han recuperado 1 millón 602 mil litros de crudo del río Pantepec y sus afluentes. Sin embargo, las labores de limpieza no han sido suficientes para garantizar agua segura a los habitantes.
El director general de la petrolera, Víctor Rodríguez Padilla, aseguró que se levantará un censo de daños para indemnizar a los dueños de las parcelas afectadas. Pese a esto, las familias exigen mayor rapidez y transparencia en el proceso.
Un llamado a la responsabilidad ambiental
El caso de Álamo recuerda la urgencia de reforzar la seguridad en los ductos de Pemex y mejorar los mecanismos de respuesta ante emergencias. Las lluvias extremas, cada vez más frecuentes por el cambio climático, agravan el riesgo de fugas y derrames en regiones vulnerables.
Mientras la petrolera continúa con las tareas de remediación, los pobladores siguen esperando una solución duradera. No solo necesitan agua limpia: necesitan justicia ambiental.


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