martes, diciembre 23, 2025

Depresión y adicciones: señales silenciosas que pueden conducir al suicidio

La depresión y las adicciones son una combinación silenciosa que abre la puerta al suicidio, por ello, este 10 de septiembre, en el Día Mundial de la Prevención del suicidio, especialistas recuerdan que hablar de estos temas sin estigmas puede salvar vidas. 

De acuerdo con el presidente de la Red de Psicólogos de Quintana Roo, Cheroky Mena, el primer paso para prevenir el suicidio es identificar la depresión, pues reconocerla a tiempo puede marcar la diferencia entre buscar ayuda o llegar a una decisión irreversible.

“La depresión es un factor de riesgo hacia el suicidio. Hemos encontrado en promedio que en el 80% de los intentos de suicidio existe algún rasgo o rastro de depresión”, mencionó el especialista. 

Agregó que la depresión no debe confundirse con tristeza pasajera, sino con un estado físico y mental que incapacita a la persona en sus actividades más cotidianas. Pues más allá de minimizarse a “estar triste”, es una pérdida real de energía que se refleja en la vida cotidiana de quien lo padece. 

“Una persona con depresión puede experimentar falta de fuerza incluso para realizar lo básico como bañarse, pararse de la cama, memorizar cosas, en especial si es alguien que se encuentra estudiando. Ese desgaste físico y mental es lo que marca la diferencia con una simple tristeza.

“Si normalmente disfruto salir a andar en bicicleta y de pronto ya no tengo la energía o aunque lo hago no me sabe igual, eso es lo que llamamos anhedonia, que es la pérdida del placer ante actividades que antes me gustaban”, explicó. 

Otra de las señales de la depresión es la desesperanza acompañada de un pesimismo constante. Al igual que el resto de los síntomas, no basta con experimentarlos durante unos días para hablar de depresión. Para que exista un diagnóstico clínico, estos indicadores deben mantenerse en conjunto por lo menos dos semanas, presentes la mayor parte del día.

¿Qué puede detonar la depresión?

El presidente de la Red de Psicólogos explicó que la depresión puede tener un origen biológico en el que los antecedentes familiares juegan un papel importante en la vulnerabilidad a un cuadro de depresión

“Nuestro cerebro también puede presentar ciertos padecimientos o predisposiciones genéticas. Desde la biología, el cuerpo puede nacer con una vulnerabilidad que favorece la depresión; a eso le llamamos depresión endógena, es decir, un factor que ya viene con nosotros desde dentro”, dijo. 

Aunque también hay factores externos o del entorno en el que una persona se desarrolla diariamente, que también pueden ocasionar la depresión. 

“Cuando carecemos de herramientas para regular las emociones o vivimos en un contexto dañino, hablamos de una depresión exógena”.

Agregó que las pérdidas también son detonantes comunes, por ejemplo, perder un empleo, una capacidad física o a un ser querido. Incluso los cambios hormonales, como el posparto o la menopausia, pueden generar un trastorno depresivo. 

“Lo importante es tener claro que la salud mental significa equilibrio. Un balance entre mi cuerpo, mis pensamientos, mis emociones, mi conducta y el entorno en el que vivo. Cuando ese equilibrio se rompe en alguno de esos aspectos, puede comenzar a gestarse la depresión”, detalló.

El papel de las adicciones

De acuerdo con Cheroky Mena, las adicciones están estrechamente vinculadas a la depresión y, por lo tanto, al riesgo de suicidio. Sin embargo, aclaró que no todas las sustancias afectan de la misma manera, sino que algunas son particularmente peligrosas para la salud mental.

“Las adicciones actúan como una puerta que amplifica cualquier trastorno mental existente, por ejemplo, el alcohol es un depresor del estado de ánimo. Una persona que lo consume de manera constante, sobre todo si tiene antecedentes que favorecen este consumo excesivo, tiene un riesgo muy alto de desarrollar un trastorno depresivo”, explicó.

En estos casos, el alcohol no solo afecta el estado emocional, sino que también disminuye la capacidad del cerebro para manejar el estrés y regular las emociones, lo que puede profundizar la depresión.

En el caso de la mariguana, Mena señaló que el abuso también puede desencadenar depresión en determinados casos. “Aunque algunas personas la consumen para relajarse, el uso frecuente y sin control puede alterar el equilibrio químico del cerebro y generar un estado depresivo”, detalló.

Por otro lado, el tabaco, suele relacionarse más con la ansiedad que con la depresión, especialmente cuando la persona experimenta abstinencia.

“El síndrome de abstinencia del tabaco puede provocar irritabilidad, nerviosismo y ansiedad, pero también puede agravar la sensación de malestar emocional si la persona ya tiene predisposición a la depresión”, añadió Mena.

¿MENOS CASOS O MENOS DIAGNÓSTICOS?

Entre enero y agosto de este año, la Secretaría de Salud registró 5,325 diagnósticos de depresión en la península de Yucatán. De ellos, 958 corresponden a Quintana Roo, cifra menor a los 1,309 casos del año pasado en el mismo periodo.

Para Cheroky Mena, esa disminución no necesariamente indica una mejora en la reducción de casos de depresión en el estado, sino que podría estar relacionada con la falta de detección, que depende tanto de la población, que muchas veces no busca ayuda, como del personal médico, que en ocasiones carece de herramientas para identificar los casos.

“Puede ser que haya menos casos o que simplemente se estén reportando menos. Es muy complicado saberlo porque hay un doble subregistro: por un lado, la gente no lo dice ni acude a servicios, y por otro, los profesionales muchas veces no tienen las herramientas para detectarlo”, explicó.

ATENTOS A LAS SEÑALES DE LA DEPRESIÓN

• Pérdida de energía para realizar actividades cotidianas (bañarse, levantarse, ir a la escuela o trabajo)

• Pérdida de interés o placer en actividades que antes generaban satisfacción

• Desesperanza, pesimismo o visión negativa constante de la vida

• Cambios drásticos en el desempeño escolar, laboral o en actividades físicas

• Tristeza intensa persistente durante la mayor parte del día, casi todos los días, por al menos dos semanas

• Cambios en el sueño: insomnio o dormir en exceso

• Cambios en el apetito: pérdida o aumento significativo de peso

• Dificultad para concentrarse, recordar cosas o tomar decisiones

• Sensación de culpa excesiva o inutilidad

• Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio

QUÉ HACER ANTE ESTOS SÍNTOMAS

• Hablar con la persona de manera abierta y sin juzgar

• Animar a buscar ayuda profesional con un psicólogo o psiquiatra

• No minimizar los sentimientos de tristeza o desesperanza

• Ofrecer acompañamiento y apoyo en actividades cotidianas

• Evitar que la persona quede sola si hay riesgo de pensamientos suicidas

• Fomentar hábitos saludables: ejercicio, sueño regular y alimentación equilibrada

• Limitar el consumo de alcohol u otras sustancias depresoras del ánimo

CASO DE DEPRESIÓN EN LA PENÍNSULA

Yucatán: 3,329

Campeche: 1,038

Quintana Roo: 958

Fuente: Secretaría de Salud, al 29 de agosto.

Paco Marín
Paco Marín
Paco Marín es un periodista egresado en Comunicación y Periodismo por la Universidad Latinoamericana. Su experiencia abarca una amplia gama de temas críticos como salud, política, medio ambiente, infraestructura y educación, lo que le confiere un conocimiento diverso y una perspectiva integral en sus contribuciones. Su formación académica y experiencia práctica fortalecen la fiabilidad y experticia del contenido que genera.
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