Al menos seis meses tuvo que esperar la Granja Porcícola Majira, para revitalizar la industria de cerdos que mantienen en Cansahcab, Yucatán, pues las autoridades ambientales aplicaron una sanción por incurrir en acciones de contaminación a la región, y para continuar con la producción de carne debían reparar el daño y tramitar nuevamente permisos ambientales.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) validó recientemente la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de la Granja Porcícola Majira S.P.R de R.L de C.V, que enviaron desde abril de 2024, como parte de los requisitos para que la empresa continuará las labores de crianza y producción de cerdos de engorda en Cansahcab.
La granja de cerdos opera en Yucatán desde 2015, sin embargo, los problemas iniciaron en 2022, cuando la empresa recibió la visita de inspectores federales de la Procuraduría de Protección al Ambiente (Profepa), autoridad que el 18 de agosto del mismo año, aplicó un procedimiento administrativo por diversas actividades de contaminación al medio ambiente promovido por personal de la Dirección General de Inspección de Fuentes de Contaminación.
Al negocio porcícola se le ordenó medidas correctivas al interior del establecimiento, y otro de los requisitos fue que obligatoriamente tenían que tramitar una MIA ante la Semarnat, para continuar con la producción.
El terreno para la granja se encuentra en la carretera estatal Cansahcab, en el municipio de Suma, Yucatán. La empresa utiliza el espacio para la crianza de cerdos que acaban de ser destetados para un proceso de engorda de entre 150 a 165 días, para generar al menos dos producciones al año de carne.
Los corrales tienen una capacidad para 45 cerdos y cada nave tiene 44 corrales, por lo que en temporada de desembarque es posible acumular hasta 600 animales con un ciclo de mínimo 140 días para enviarlos a sacrificio. Cuando los animales alcanzan un peso aproximado de 120 kilos, son llevados para ser pesados y posteriormente preparados para ser entregados al rastro.
La empresa inicia las labores con los cerdos desde las 8 de la mañana con la limpieza de los corrales con el uso de agua y manguera a presión para retirar el excremento de los animales y en el transcurso del día son alimentados y se les aplica medicamentos para el control de enfermedades.
La granja obtiene el agua a través de un pozo de extracción, también cuenta con suministro eléctrico. El agua generada en la limpieza de corrales que contienen heces fecales, es enviado hacia un cárcamo de rebombeo, para después conducir hacia un sistema de biodigestor y de ahí a la laguna de oxidación.
Industria de cerdos divide opiniones en Yucatán
La industria de cerdos en Yucatán, mantiene las opiniones dividas entre la población, por una parte, diversos grupos ambientalistas, activistas y también líderes de las comunidades mayas donde se encuentran algunas granjas, han manifestado el rechazo a la industria pues señalan que los riesgos son la contaminación de agua subterránea por la acumulación de desechos fecales o residuales que pone en riesgo en anillo de cenotes en Yucatán y afecta al mismo tiempo a las comunidades locales.
Otro de los impactos es en la calidad del aire, derivado de las emisiones de gases de efecto invernadero y olores que se producen por la crianza de cerdos, situación que afecta la salud de las comunidades cercanas a las granjas.
La expansión de la industria porcícola en Yucatán también ha generado tensiones en comunidades locales, tal es el caso de Santa María Chi, en Tixkokob, Yucatán, donde se levantó una granja de cerdos, lo cual ha generado el rechazo de los pobladores, que han avanzado con denuncias ante las autoridades ambientales señalando que la empresa contamina el aire y el agua e impacta directamente en la salud de las comunidades mayas.
Aunque hay realidades ambientales negativas por la industria porcícola, también existen algunos beneficios económicos que evalúan las autoridades federales y estatales para autorizar la entrada de nuevas industrias porcinas, entre ellas, el impulso económico que genera empleos, la atracción de inversión nacional e internacional, al igual que una extenso abastecimiento de carne de cerdo para la Península de Yucatán, que incluso sirve para satisfacer la demanda de carne a otras partes del país.
De acuerdo con el Diagnóstico Ambiental de la Actividad Porcícola de Yucatán, elaborado por la Semarnat en 2023, existen 507 granjas de cerdos, algunas de ellas cercanas al anillo de cenotes. Se estima que 139 granjas podrían ser de traspatio o autoconsumo, 208 tiene de uno a dos naves, 89 granjas son de tres a siete naves, otras 48 granjas son más grandes de ocho a 20 naves y sólo 23 empresas tienen más de 20 naves instaladas para la producción de cerdos en la región.
Semarnat y Gobierno de Yucatán inician convenio para regular la industria de cerdos
En marzo de 2024, la Semarnat y el Gobierno de Yucatán, iniciaron un convenio de coordinación que se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), para conservar, remediar y restaurar el equilibrio ecológico y medio ambiente ante los impactos de la actividad porcícola de la región.
El convenio dispone la revisión de permisos, licencias, autorizaciones, concesiones y procedimientos administrativos que deben hacer las granjas de cerdos en el Estado, para cumplir con las reglas y pasar los mismos trámites ambientales a todas las nuevas empresas que deseen establecerse.
De acuerdo con las autoridades ambientales federales, se estableció levantar un censo de las empresas de producción porcícola en Yucatán, cuya base de datos se agregaría información sobre las características de operación de los recursos humanos y materiales de la industria, la vigilancia de las descargas de aguas residuales y el volumen, la generación de de gases contaminantes y de efecto invernadero, además de los planes de manejo de residuos ambientales.
El convenio también señaló más visitas de inspección a las granjas para corroborar la información de los censos y dar asesoría técnica para resolver problemáticas en materia ambiental.
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