La sequía extrema que azota al norte de México ha detonado una crisis hídrica sin precedentes. Mientras ganaderos y agricultores ven morir su ganado y se quedan sin agua incluso tras perforar nuevos pozos, el crimen organizado ha encontrado una nueva fuente de poder y ganancias: el control ilegal del agua.
Estados como Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Coahuila enfrentan actualmente una “sequía excepcional”, el nivel más grave según el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). En medio de este panorama, se han detectado más de 5 mil tomas clandestinas en tuberías en el norte del país, casi el triple que hace cinco años. Esto refleja no solo la creciente presión sobre el recurso, sino también la expansión de redes criminales en torno a su control.
El papel del narcotráfico en la crisis hídrica
Una reciente investigación de Insight Crime reveló que facciones del Cártel de Sinaloa, como Los Chapitos, han implementado un sistema ilegal de cobros a distribuidores comerciales de agua en ciudades como Culiacán. Además de robar el líquido, han transformado su distribución en un negocio regulado por la violencia, afectando precios y disponibilidad.
El control del agua va más allá de tomas clandestinas. En zonas agrícolas, estos grupos obtienen información sobre cultivos y volúmenes requeridos por productor. Con esos datos, exigen pagos a cambio de garantizar el suministro y proteger sistemas de riego, según relatan agricultores locales bajo condición de anonimato.
Aunque huracanes recientes han aliviado la sequía en algunas regiones, el problema estructural permanece. El precio del agua en Sinaloa subió casi 5% el último año, una tendencia que podría empeorar si no se toman medidas.
En marzo de 2024, autoridades federales propusieron una reforma legal para endurecer sanciones por conexiones ilícitas. Sin embargo, especialistas advierten que sin control territorial ni políticas hídricas más estrictas, el crimen organizado seguirá explotando la crisis a su favor.
La lucha por el agua en México ya no es solo una cuestión climática. También es una batalla contra la impunidad y el control del narco sobre los recursos esenciales.
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