El asesinato del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, ha conmocionado a Guerrero y al país entero. Un escalofriante entramado de alianzas entre el crimen organizado y autoridades locales ha salido a la luz. Tras solo seis días en el cargo, Arcos fue encontrado decapitado, y todo apunta a que un miembro de su propio equipo, el capitán retirado Germán Reyes Reyes, lo entregó al grupo criminal Los Ardillos. Esta tragedia destapa las relaciones entre el crimen y las autoridades en un estado que parece atrapado en la telaraña del narcotráfico y la corrupción.
Arcos Catalán: seis días en el poder y un asesinato sin respuestas
El 6 de octubre, solo seis días después de asumir el cargo, el alcalde Alejandro Arcos Catalán inició un recorrido por el municipio para evaluar los daños del huracán John. En la localidad de Tepechicotlán, se despidió de su equipo y, sin escoltas, se dirigió hacia Petaquillas, territorio dominado por el grupo criminal conocido como Los Ardillos. Poco después, su cabeza fue hallada en una avenida de Chilpancingo, en un mensaje de violencia que envía escalofríos a la comunidad y plantea preguntas sobre quién controla realmente la seguridad en la región.
Germán Reyes Reyes: de fiscal de delitos graves a sospechoso en la muerte del alcalde
El capitán retirado Germán Reyes Reyes, asignado como encargado de la Seguridad Pública de Chilpancingo, fue arrestado tras fuertes indicios de que facilitó la entrega de Arcos Catalán a Los Ardillos. Reyes había sido fiscal de delitos graves en Guerrero y, de acuerdo con fuentes locales, fue acusado de extorsionar a grupos criminales y de proporcionarles protección desde su cargo en la fiscalía.
Durante su gestión en la fiscalía de Guerrero, Reyes Reyes investigó a figuras como Norma Otilia Hernández, la alcaldesa de Chilpancingo, quien fue captada en un video reunida con Celso Ortega, líder de Los Ardillos. Estas conexiones profundizan la sospecha de que el crimen organizado está infiltrado en las esferas más altas del gobierno de Guerrero, exponiendo una red de corrupción que parece envolver a autoridades y crimen en una sola estructura de poder.
Evelyn Salgado y Sandra Luz Valdovinos: una fiscalía en pugna por el control
La historia de Guerrero está marcada por disputas entre autoridades y grupos criminales, y la fiscalía no ha sido ajena a este conflicto. Sandra Luz Valdovinos Salmerón, exfiscal del estado y superior de Reyes Reyes, había sido acusada de establecer acuerdos con organizaciones criminales de Sinaloa y de abrir investigaciones contra agentes ministeriales relacionados con grupos rivales de Los Ardillos. Su gestión generó tensión con la gobernadora Evelyn Salgado, quien tomó el control de la fiscalía tras remover a Valdovinos.
Bajo su mando, la fiscalía fue señalada de minimizar el asesinato del estudiante Yanqui Kothan, lo que desató protestas en la comunidad. A pesar de las promesas de transparencia, la destitución de Valdovinos fue vista como un intento por parte del gobierno estatal de recuperar el control en una entidad donde el crimen parece estar siempre un paso adelante de las autoridades.
La realidad de Guerrero: ¿quién gobierna realmente?
Los recientes acontecimientos en Guerrero pintan una realidad escalofriante: en el estado, el poder parece dividido entre los grupos criminales y las autoridades. La revelación de que Reyes Reyes, un miembro de alto nivel de la fiscalía, fue quien entregó al alcalde a Los Ardillos es una muestra de hasta dónde llega la influencia del crimen. La sustitución de Arcos Catalán por Gustavo Alarcón Herrera y el nombramiento de un «encargado de despacho» en Seguridad Pública son decisiones que, lejos de tranquilizar a la población, refuerzan la sensación de que el poder está atrapado en manos de actores oscuros.
Reflexión final: ¿hay salida para Guerrero?
El asesinato de Arcos Catalán es solo un episodio más en un estado donde la violencia y la corrupción han erosionado la confianza de la ciudadanía en sus autoridades. En un contexto de impunidad, los habitantes de Guerrero ven cómo sus gobernantes son incapaces de romper los vínculos con el crimen organizado. La pregunta que queda en el aire es quiénes serán los siguientes en caer y si, algún día, Guerrero encontrará el camino hacia la justicia y la paz.
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