La noche del 9 de noviembre, un suceso estremeció la calma aparente de la ciudad de Villahermosa, Tabasco, cuando elementos de seguridad descubrieron un vehículo estacionado de manera sospechosa en las cercanías del Centro de Reinserción Social del Estado de Tabasco (CRESET). En el parabrisas de este automóvil rojo se encontraba una cartulina con un mensaje amenazante, cuya gravedad solo se profundizó cuando, al abrir la cajuela del vehículo, encontraron el cadáver de un hombre conocido como «El Pollón«.
Este hecho se enmarca en un contexto de creciente violencia en el estado, donde las amenazas de grupos como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y La Barredora han alcanzado niveles alarmantes. Las amenazas, los secuestros y los homicidios son cada vez más frecuentes, afectando no solo a civiles, sino también a empleados de instituciones penitenciarias y fuerzas de seguridad, lo que revela la magnitud de la infiltración del crimen organizado en la región.
El hallazgo del cadáver y las implicaciones
En un primer análisis, los agentes policiales confirmaron que la víctima, «El Pollón«, tenía vínculos con el mismo CRESET, el centro penitenciario de donde provenía. Aparentemente, el sujeto había sido secuestrado junto con otros dos custodios, aunque hasta el momento no se han revelado sus identidades ni se ha confirmado su paradero. El mensaje hallado en el parabrisas del automóvil era directo: un claro acto de intimidación contra Juan Manuel Arteaga Martínez, director del penal, así como contra un individuo conocido como «Ulises«, a quien se le acusa de tener nexos con el CJNG.
Este hecho subraya la creciente violencia en los centros penitenciarios, donde el control de las organizaciones criminales sigue siendo un desafío para las autoridades. Los informes sugieren que el crimen organizado continúa extendiendo su influencia dentro y fuera de los centros de reclusión, poniendo en riesgo la seguridad de los empleados y funcionarios de las instituciones.
La amenaza del CJNG: un panorama sombrío para Tabasco
Las amenazas emitidas por el CJNG no solo se limitan a los funcionarios penitenciarios, sino que también afectan a grupos rivales, como el caso de La Barredora, otro grupo criminal de la región. En días recientes, apareció una manta firmada por este cártel en un terreno baldío cerca de la Universidad Vasconcelos, donde se acusaba a La Barredora de estar involucrada en asesinatos, violaciones y secuestros. La violencia entre estos grupos ha desbordado los límites del crimen organizado y ahora afecta de manera directa a la población civil.
El mensaje firmado por el CJNG no solo hace referencia a La Barredora, sino también a servidores públicos que, según los delincuentes, colaboran con este grupo rival. En Tabasco, la presencia de cárteles como el CJNG y La Barredora está generando un ambiente de terror e inseguridad, lo que ha llevado a la comunidad a exigir mayor acción por parte de las autoridades.
Impacto en la seguridad pública y respuesta gubernamental
La violencia en Tabasco no ha sido limitada a estos recientes incidentes, ya que los reportes sobre inseguridad han aumentado en diversas zonas del estado. Con el creciente poder del crimen organizado, las autoridades se enfrentan a un reto sin precedentes en la lucha por recuperar el control y garantizar la seguridad de los ciudadanos. La falta de respuestas contundentes ante situaciones como la que ocurrió frente al CRESET ha generado críticas y preocupación entre la sociedad.
Sin embargo, aún no se tiene una claridad total sobre las investigaciones en curso. La Fiscalía General del Estado aún no ha emitido pronunciamientos oficiales sobre el asesinato de «El Pollón» ni sobre las amenazas en curso. La comunidad se mantiene alerta ante la posibilidad de más actos de violencia.
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