En 1975, México se convirtió en el escenario de un hito mundial al albergar la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, un evento que reunió a 133 gobiernos y más de seis mil organizaciones no gubernamentales. Celebrada en el marco del Año Internacional de la Mujer, esta conferencia no solo marcó el inicio del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, sino que también posicionó a México como un país comprometido con la igualdad de género y los derechos de la mujer.
Con esta conferencia, el gobierno mexicano de la época asumió el reto de atender las demandas de mujeres de distintos ámbitos: campesinas, estudiantes, intelectuales, activistas y trabajadoras que exigían un trato igualitario ante la ley. La organización de este evento fue un esfuerzo monumental liderado por mujeres pioneras como Ifigenia Martínez Hernández, Silvia Hernández y Griselda Álvarez, figuras fundamentales en la historia de los derechos de la mujer en México.
Una semilla de cambio: el Plan de Acción de México
El resultado de esta conferencia fue un ambicioso Plan de Acción que instó a los gobiernos a revisar, actualizar y derogar cualquier legislación que discriminara a las mujeres. Las recomendaciones incluyeron temas como educación, empleo, salud, participación política y, especialmente, la eliminación de la violencia de género. Estas propuestas se convirtieron en el modelo para muchos países que tomaron el ejemplo de México y buscaron mejorar sus políticas de equidad.
Para las mujeres mexicanas, esta conferencia significó un reconocimiento y un compromiso hacia su integración plena en la vida social, política y económica. Fue el primer paso hacia una lucha que hasta hoy sigue vigente y que ha impulsado avances significativos, aunque aún quedan pendientes grandes desafíos.
Lideresas mexicanas y su legado en la conferencia
Uno de los aspectos más destacados de la Conferencia fue la participación de mujeres mexicanas notables, quienes aportaron su conocimiento y visión en las mesas de diálogo y toma de decisiones. María Esther Zuno de Echeverría, esposa del entonces presidente Luis Echeverría, fue una de las principales impulsoras del evento y defendió los derechos de las mujeres indígenas y rurales. Su rechazo a ser llamada «primera dama» y su insistencia en ser reconocida simplemente como “compañera” mostraron su visión progresista y su apoyo inquebrantable a las mujeres mexicanas.
También participaron figuras como Beatriz Paredes, la poeta Griselda Álvarez y la destacada economista Ifigenia Martínez Hernández, quienes marcaron un antes y un después en el movimiento feminista en México. Estas mujeres, junto a otras activistas, plantaron las semillas que hoy permiten la participación de las mujeres en todos los sectores de la sociedad, incluyendo fuerzas armadas, ciencia, política y educación.
Un camino de avances y retos: de 1975 a hoy
Desde la Conferencia de 1975, se han realizado otras tres conferencias internacionales: en Copenhague (1980), Nairobi (1985) y Beijing (1995), cada una ampliando el compromiso de los países en favor de los derechos de la mujer. Sin embargo, el primer encuentro en México sigue siendo un referente histórico que, con el paso de los años, ha demostrado su impacto duradero en la lucha por la igualdad de género.
En México, el cambio ha sido evidente. Las mujeres participan en política, ocupan cargos públicos, lideran en la academia y la ciencia, y cada vez se integran más en sectores antes dominados por los hombres. Hoy, incluso las fuerzas armadas cuentan con generales y líderes mujeres, algo impensable hace cinco décadas.
A pesar de estos avances, aún quedan grandes temas por resolver: la violencia de género, los feminicidios, la desigualdad salarial, los derechos reproductivos y el maltrato a trabajadoras domésticas son solo algunos de los pendientes en la agenda de género. La lucha por una vida libre de violencia y por el derecho de las mujeres a tomar decisiones sobre su propio cuerpo sigue siendo una demanda urgente.
Ifigenia Martínez y el legado de las pioneras
Personas como Ifigenia Martínez son recordadas como ejemplos de dignidad, compromiso y lucha inquebrantable por la igualdad. Su trayectoria y la de sus contemporáneas abrieron el camino para las generaciones actuales, que hoy pueden disfrutar de derechos y libertades que en su momento fueron negados. La historia de Martínez y de las demás participantes de la Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1975 es un recordatorio de que la igualdad de género es una conquista constante, lograda gracias a la perseverancia y el esfuerzo de mujeres y hombres comprometidos.
Conclusión: Un evento que sembró un cambio global
La primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1975 fue un parteaguas en la historia de los derechos de la mujer, y México fue un digno anfitrión que ayudó a impulsar el cambio a nivel mundial. Las generaciones actuales y futuras deben reconocer y valorar el impacto de este evento, así como continuar la lucha para alcanzar la igualdad total.
Aunque hemos avanzado, la promesa de un mundo igualitario está aún por cumplirse. La memoria de este evento, y de las mujeres que lo hicieron posible, nos inspira a seguir construyendo una sociedad donde todas las personas, sin importar su género, puedan vivir con dignidad y libertad.


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