Más allá del debate diplomático, la «cuota compensatoria» del 17% impuesta por Estados Unidos al tomate mexicano representa un sismo económico. Analizamos el impacto real en una industria vital que genera miles de millones de dólares y sustenta a cientos de miles de familias.
CIUDAD DE MÉXICO.- La decisión del gobierno de Donald Trump de imponer una carga del 17.09% a la importación de tomate mexicano ha desatado una tormenta económica que va mucho más allá de los pasillos de la diplomacia. Para comprender la gravedad de la situación, es necesario analizar fríamente las cifras y el efecto dominó que esta medida provocará en una de las joyas de la corona de la agroexportación mexicana.
Productores, analistas y líderes del sector coinciden: el impacto será severo y multifacético, afectando desde el agricultor en Sinaloa hasta la cadena de suministro que abastece a los supermercados en Estados Unidos.
La Reacción del Sector: «Una Medida Injusta»
La respuesta del sector productivo mexicano ha sido de un rechazo unánime y contundente. El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y otras asociaciones han calificado la medida como «injusta» y sin fundamentos técnicos, argumentando que México no practica el «dumping» (vender por debajo del costo de producción) del que se le acusa.
«No habrá países que nos sustituyan. Esta medida perjudica tanto a productores mexicanos como a consumidores estadounidenses, quienes verán un aumento en los precios y una menor disponibilidad del producto.» – Declaración de la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida.
La principal preocupación es la pérdida de competitividad. Un impuesto del 17% reduce drásticamente los márgenes de ganancia, poniendo en riesgo la viabilidad de muchas operaciones agrícolas, especialmente las de pequeños y medianos productores.
Efecto Dominó: De la Siembra al Supermercado
El impacto de este «arancel de facto» se sentirá en cada eslabón de la cadena:
- Agricultores: Enfrentarán costos más altos y una menor rentabilidad, lo que podría llevar a una reducción en la superficie sembrada y, en el peor de los casos, a la quiebra.
- Jornaleros: La posible contracción de la industria amenaza directamente a más de 400,000 empleos, muchos de ellos en las zonas rurales más vulnerables del país.
- Exportadores y Distribuidores: Deberán absorber parte del costo o trasladarlo, renegociando contratos en un ambiente de incertidumbre.
- Consumidores en EU: Son los principales perjudicados junto a los productores. Verán un aumento significativo en el precio de uno de los productos frescos más consumidos y una posible disminución en la calidad y variedad disponible.
La afirmación de los productores de que «no habrá países que nos sustituyan» no es una simple bravata. México ha desarrollado una infraestructura y una logística altamente eficientes para abastecer al mercado estadounidense durante todo el año, algo que ningún otro país puede replicar en el corto o mediano plazo. La medida, por tanto, crea una disrupción que daña a ambas economías.
