Un nuevo golpe comercial con impacto directo al campo mexicano
La decisión del gobierno de Donald Trump de imponer un arancel del 17.09% al tomate rojo mexicano ha encendido las alertas en uno de los valles agrícolas más importantes del país: San Quintín, en Baja California. Esta región produce el 80% de su tomate para exportación, especialmente hacia Estados Unidos.
Con 829 hectáreas sembradas en la Zona Costa durante el actual ciclo agrícola Primavera-Verano, de las cuales 561 pertenecen a San Quintín, la medida arancelaria golpea el corazón económico de miles de jornaleros, empresas productoras y familias que dependen del campo.
San Quintín: el tomate como columna vertebral
San Quintín no es solo una zona agrícola. Es el motor económico de una región donde ocho de cada diez tomates tienen como destino final las cocinas, supermercados y restaurantes de California y otros estados del sur estadounidense.
Empresas como Rancho Los Pinos y Baja Plants han invertido en tecnologías avanzadas como fertirrigación y agricultura protegida (malla sombra e invernaderos), con el objetivo de mantener estándares internacionales de calidad. Pero el nuevo arancel pone en riesgo la rentabilidad del modelo exportador.
Agricultura protegida, grandes inversiones en riesgo
Actualmente, el 68% de las hectáreas en producción en San Quintín están bajo agricultura protegida: 423 hectáreas en invernaderos y malla sombra. Este tipo de cultivo ha sido clave para garantizar producción estable y resistente al cambio climático, pero su costo de operación es alto.
El arancel de Trump podría hacer que el tomate mexicano pierda competitividad frente a productores de Florida o California, quienes no enfrentan el mismo tipo de impuesto en su propio mercado.
95 mil toneladas en riesgo
En 2024, el Distrito de Desarrollo Rural 001, Zona Costa, reportó una producción total de 95 mil toneladas de tomate, con una derrama económica de 1 mil 839 millones de pesos.
El 80% de esa cifra tiene destino estadounidense, mientras que el 20% restante se comercializa en mercados nacionales como Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León. Con el nuevo arancel, los márgenes de ganancia de los exportadores se reducen drásticamente, lo que podría traducirse en despidos, caída de producción y cierre de operaciones.
Impacto social: jornaleros y familias vulnerables
El golpe no es solo económico. San Quintín emplea a miles de trabajadores agrícolas, muchos de ellos migrantes internos, indígenas y mujeres que trabajan en condiciones difíciles. Un freno en la exportación podría significar desempleo masivo, reducción de ingresos y mayor vulnerabilidad social.
La cadena de valor agrícola incluye transportistas, empacadores, técnicos agrícolas, distribuidores y comerciantes. Todos están expuestos al efecto dominó de esta medida comercial unilateral.
México en alerta: ¿responderá con medidas espejo?
El gobierno mexicano aún analiza su respuesta ante el arancel. Algunos sectores proponen medidas espejo, como aranceles a productos estadounidenses, mientras que otros llaman al diálogo bilateral para evitar una escalada comercial que afecte aún más al campo mexicano.
Organizaciones de productores han solicitado el respaldo de la Secretaría de Economía y la Cancillería, mientras el sector agrícola pide medidas urgentes para proteger la competitividad de un producto emblemático en la relación México-EE.UU.
Una historia repetida con nuevos protagonistas
El tomate ya ha sido protagonista de múltiples disputas comerciales entre México y Estados Unidos. Sin embargo, esta nueva imposición llega en un contexto donde el nacionalismo económico vuelve a dominar la política comercial estadounidense.
Para los productores de San Quintín, la historia se repite, pero ahora bajo condiciones más adversas: mayores costos, más competencia internacional y un mercado que se cierra poco a poco.
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