miércoles, diciembre 24, 2025

Ambulantes saturarán el Centro Histórico por permisos decembrinos

Permisos especiales permitirán que ambulantes ocupen calles y banquetas del Centro hasta enero, generando caos, comercio y tensiones en la capital.

La llegada de diciembre siempre transforma a la Ciudad de México, pero este año el cambio comenzó incluso antes de que el calendario marcara el último mes de 2025. Los ambulantes ya se despliegan como un río humano entre calles, banquetas y explanadas del Centro Histórico, anunciando una temporada que durará hasta enero de 2026 y que promete un paisaje urbano totalmente distinto al habitual.

El ambiente huele a fritanga, a elotes recién hervidos, a ropa nueva salida de las bolsas de plástico y, sobre todo, a prisa. No importa si es viernes, lunes o martes: los comerciantes saben que esta época mueve dinero, y los permisos que aseguran haber recibido les abren las puertas para instalarse prácticamente en cualquier espacio.

En los alrededores de la Alameda Central y en la salida del Metro Pino Suárez, las caminatas se volvieron recorridos en cámara lenta. Algunos turistas miran sorprendidos la cantidad de puestos; otros, resignados, levantan ligeramente los pies para esquivar cables, lonas y cajas que funcionan como improvisados mostradores.

Crece la tensión por ambulantes en el primer cuadro de la ciudad

El relato de comerciantes que aseguran tener permiso para ocupar “cualquier parte” del Centro Histórico corre de boca en boca. Vienen de Colombia, Venezuela, Haití y de colonias del oriente del Valle de México. Con la misma rapidez con la que ofrecen mochilas y ropa clonada, repiten que ya no estarán obligados a retirarse los martes, como solía ocurrir.

Lo cierto es que no existe un anuncio oficial que confirme el levantamiento de restricciones. Sin embargo, los operativos de reordenamiento brillaron por su ausencia. Incluso algunos elementos de la Policía Bancaria e Industrial, identificados con chalecos amarillos, fueron vistos comprando bolsos por 130 pesos, como cualquier cliente más.

En el recorrido, la escena es clara: los puestos ya están ahí y no planean moverse. La Alameda luce ocupada por tendederos que llevan meses ahí; los pisos presentan mosaicos rotos, manchas de grasa, y un deterioro que habla de un uso intenso y poco regulado del espacio público. Mientras tanto, la romería crece.

Entre permisos informales, riesgos y una ciudad desbordada

Los carritos de elotes, hot dogs y tacos muestran una logística que no siempre cumple con normas de seguridad. Muchos operan con tanques de gas sin tapetes protectores ni extintores. Aun así, continúan encendidos, atendidos por manos que repiten los mismos movimientos cientos de veces bajo el ritmo frenético de la temporada.

Un policía auxiliar que patrullaba la Alameda afirmó que, aunque no ha recibido notificación oficial, sabe que “a partir de diciembre ya tienen permiso” y que “no se van a mover porque ya terminó noviembre”. Es la confirmación más cercana que existe por ahora: una especie de autorización tácita que se refuerza con la simple ausencia de retiros.

En paralelo, trabajadores de la Secretaría de Obras desmontaron las vallas metálicas que habían blindado el Centro: Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la zona de joyerías conocida como “los arcos”. La protección cayó, pero los vendedores no: ocuparon el Zócalo en cuanto pudieron, extendiendo mercancía en el piso sin que nadie los frenara.

A mitad de esta historia, el Centro Histórico reflexiona en silencio. Los habitantes y usuarios cotidianos observan cómo el espacio se comprime, cómo caminar se vuelve una tarea minuciosa y cómo la capital, una vez más, demuestra que diciembre es su temporada más caótica y más viva.

Una tradición que mezcla economía, caos y supervivencia

La presencia masiva de ambulantes en estas fechas no es nueva, pero este año luce distinta. Meses electorales, cambios administrativos y una dinámica social presionada por la migración han modificado la composición del comercio informal. Hay quienes ven oportunidad, quienes ven supervivencia y quienes ven un desorden imparable.

El Centro Histórico, con su arquitectura imponente y su papel simbólico en la vida nacional, será nuevamente el escenario donde se cruzan miles de historias: la del comerciante que vende mochilas de 150 pesos, la de la turista que intenta encontrar la salida entre lonas, la del oficinista que calcula diez minutos extra para llegar a su trabajo, la del policía que observa sin intervenir.

Y, como siempre, la de la ciudad misma, que abraza el caos para sobrevivir a su propia demanda económica.

Los ambulantes y el pulso urbano de diciembre

La temporada apenas inicia y todo indica que el flujo crecerá día con día. Los ambulantes seguirán marcando el ritmo del Centro Histórico, generando economía y desbordando el espacio público. Para residentes, comerciantes formales y visitantes, la experiencia será intensa, inevitable y profundamente característica de la Ciudad de México.

Owen Michell
Owen Michell
Owen Michell es nuestro editor especializado en noticias digitales, con un profundo conocimiento en identificar tendencias y desarrollar contenido de consulta. Su experiencia en el panorama digital le permite brindar información relevante y atractiva para nuestra audiencia. Su pericia en el ámbito de las noticias digitales contribuye a la autoridad y actualidad de nuestro sitio.
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