Una polémica decisión administrativa está borrando décadas de identidad visual de las calles de la Ciudad de México. La alcaldía Benito Juárez ha emprendido una campaña para retirar los coloridos rótulos pintados a mano de los puestos ambulantes, una medida que, bajo el argumento del orden y la limpieza, es vista por muchos como un acto de blanqueamiento cultural y gentrificación.
Bajo la dirección del alcalde Luis Mendoza, la alcaldía Benito Juárez está implementando un ambicioso programa de «Recuperación de Espacios Públicos«. La iniciativa, que busca poner orden en la vía pública, incluye el retiro de autos abandonados, la regulación de franeleros y, de manera más controvertida, la eliminación de los tradicionales rótulos de más de 1,700 puestos fijos y semifijos de comida.
La justificación oficial se basa en tres ejes: protección civil, sanidad y regulación. Según el gobierno local, el objetivo es crear una alcaldía «más segura y limpia para vivir», y los comerciantes con permiso recibirán capacitación en estas áreas. Sin embargo, la medida ha encontrado una fuerte resistencia, descrita incluso como «violenta oposición» por parte de algunos comerciantes.
El debate: ¿Modernización o gentrificación?
Para los críticos, esta campaña va mucho más allá de la simple aplicación de un reglamento. Los rótulos no son solo anuncios; son una manifestación vibrante de la «gráfica popular», un arte callejero que dota de carácter y alma a los barrios de la ciudad. Su eliminación es vista como un intento de homogeneizar el paisaje urbano, reemplazando la identidad única y artesanal por una estética estéril y corporativa.
Este proceso es un síntoma clásico de la gentrificación, donde la cultura auténtica y popular de un área es «limpiada» para hacerla más atractiva a nuevos residentes de mayores ingresos y a intereses comerciales. Como lo tituló un reportaje de N+ Foro: «Adiós a los Rótulos: Borran Identidad Visual y Colorido de los Puestos de Comida en la CDMX».
“Una alcaldía ordenada es una alcaldía más segura y limpia para vivir”. – Luis Mendoza, Alcalde de Benito Juárez.
Una batalla por la identidad de la ciudad
En el fondo, la «guerra de los rótulos» es una batalla simbólica sobre quién tiene derecho a definir la estética de la Ciudad de México y, en última instancia, para quién es la ciudad. ¿Es para los comerciantes y residentes de toda la vida, con sus expresiones culturales caóticas y coloridas? ¿O es para una nueva visión de ciudad que prioriza el orden estandarizado sobre la autenticidad?
La controversia ha encendido un apasionado debate en redes sociales, donde colectivos de arte y ciudadanos defienden el valor cultural de los rótulos como patrimonio intangible de la ciudad. Argumentan que la verdadera solución a los problemas de sanidad y seguridad no pasa por borrar la cultura, sino por invertir en mejores infraestructuras para los comerciantes.
Mientras la alcaldía avanza en su plan, la pregunta que queda flotando en el aire de la capital es si el precio del «orden» es la pérdida del alma de sus calles.


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