La huelga de los trabajadores de Boeing Defense en San Luis, Misuri, continúa después de que los 3,200 miembros del Distrito 837 de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM) rechazaran la última propuesta de contrato presentada por la empresa. La decisión prolonga un conflicto laboral que ya afecta la entrega de aviones de combate y otros programas militares clave, sumando 13 semanas de paro en una de las divisiones más estratégicas del gigante aeroespacial estadounidense.

El rechazo de la oferta revela un profundo descontento entre los trabajadores, quienes acusan a la compañía de ignorar sus demandas salariales y de seguridad laboral, pese a los beneficios multimillonarios que Boeing ha reportado en los últimos años.

Los trabajadores acusan a Boeing de no escuchar sus demandas

Tras conocerse el resultado de la votación, el presidente internacional de la IAM, Brian Bryant, declaró que el resultado demuestra que Boeing no ha escuchado a sus empleados:

“Los ejecutivos de Boeing siguen insultando a las mismas personas que construyen los aviones militares más avanzados del mundo, los mismos aviones y sistemas que mantienen a salvo a nuestros militares y a la nación”, afirmó Bryant.

Según el sindicato, la nueva oferta de contrato de cinco años presentada por Boeing mantiene prácticamente las mismas condiciones que las propuestas previamente rechazadas. Los trabajadores demandan mejoras salariales, beneficios médicos y mayor estabilidad laboral, además de un compromiso firme en materia de seguridad industrial dentro de las plantas.

Boeing, por su parte, insiste en que su oferta es “competitiva y sostenible”, y que no planea hacer cambios sustanciales en su propuesta actual, lo que ha sido interpretado por los trabajadores como una postura de cerrazón por parte de la empresa.

Una huelga que impacta la producción de defensa en Estados Unidos

El paro laboral, que comenzó hace tres meses, ha tenido efectos significativos en la producción y entrega de aviones de combate, sistemas no tripulados y equipos electrónicos para las fuerzas armadas de Estados Unidos y sus aliados.

Boeing Defense, Space & Security (BDS), la división afectada por la huelga, es responsable de fabricar aeronaves como el F-15EX Eagle II, el F/A-18 Super Hornet y el T-7A Red Hawk, además de desarrollar drones y sistemas de vigilancia.

Fuentes cercanas al Departamento de Defensa han señalado su preocupación por los retrasos acumulados en los cronogramas de entrega, aunque aclararon que no se prevén afectaciones inmediatas a las operaciones militares. Sin embargo, si el conflicto persiste, los contratos con el Pentágono podrían verse comprometidos a mediano plazo.

El sindicato presiona por un acuerdo justo

El Distrito 837 de la IAM ha sido enfático en señalar que la propuesta de Boeing no cumple con las expectativas mínimas de los trabajadores, especialmente en materia de aumentos salariales y compensaciones por inflación.

Según las estimaciones del sindicato, su propuesta alternativa implicaría un costo adicional de apenas 50 millones de dólares durante los cuatro años de vigencia del convenio, una cifra que califican como mínima en comparación con los ingresos anuales de la empresa.

En contraste, los trabajadores han recordado que el director ejecutivo de Boeing, Kelly Ortberg, percibirá 22 millones de dólares este año, lo que ha intensificado la indignación entre los empleados en huelga.

“Ya es hora de que Boeing deje de despreciar a los trabajadores que hacen posible su éxito y negocie un acuerdo justo que respete su capacidad y sacrificio”, subrayó Bryant en su comunicado.

La IAM insiste en que los empleados son la columna vertebral del sector aeroespacial estadounidense y que el reconocimiento justo de su labor es esencial para mantener la competitividad y la seguridad nacional.

La posición de Boeing ante la prolongada huelga

Boeing ha reiterado que su propuesta incluye aumentos salariales graduales, mejoras en pensiones y beneficios médicos, aunque la empresa no ha ofrecido detalles públicos sobre los incrementos porcentuales o montos específicos.

Un portavoz de la compañía aseguró que Boeing “valora profundamente el trabajo de sus empleados y confía en que se podrá llegar a un acuerdo que beneficie a ambas partes”. No obstante, hasta el momento no se han programado nuevas reuniones formales de negociación.

Analistas laborales señalan que la prolongación de la huelga podría afectar la imagen corporativa de Boeing, ya golpeada por los escándalos de seguridad y las demoras en los programas comerciales del 737 MAX y el 787 Dreamliner.

Además, esta huelga se produce en un contexto de creciente actividad sindical en Estados Unidos, donde trabajadores de la industria automotriz, tecnológica y aeronáutica han intensificado sus demandas laborales en los últimos años.

Un conflicto que pone a prueba la relación entre Boeing y sus trabajadores

La prolongación del paro en Boeing Defense marca uno de los conflictos laborales más largos en la historia reciente del sector aeroespacial estadounidense. La empresa enfrenta ahora el desafío de restablecer la confianza con su fuerza laboral, mientras busca cumplir con los compromisos adquiridos con el gobierno y las fuerzas armadas.

De no alcanzarse un acuerdo pronto, el sindicato ha advertido que podrían extender las protestas y bloqueos a otras plantas o sedes de la compañía en el país.

La huelga en Boeing Defense refleja un conflicto más profundo entre los intereses corporativos y las demandas legítimas de los trabajadores. Mientras la compañía busca contener costos y mantener su rentabilidad, los empleados exigen reconocimiento económico y condiciones laborales dignas.

Con el rechazo de la última propuesta, el futuro de las negociaciones sigue incierto. Lo que sí es claro es que, sin un acercamiento real entre ambas partes, el paro continuará afectando la producción militar y la reputación global de Boeing, un gigante que hoy enfrenta una de las pruebas laborales más difíciles de su historia.