La cuenta regresiva comercial de Donald Trump y su gabinete
Era domingo por la tarde cuando el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, lanzó un mensaje claro al mundo: Washington está a punto de cerrar múltiples acuerdos comerciales antes del 9 de julio, fecha límite antes de que entren en vigor nuevos aranceles más altos. Las advertencias no fueron aisladas. Donald Trump, presidente estadounidense, afirmó haber firmado ya una docena de cartas dirigidas a varios países, anticipando un regreso a políticas arancelarias duras.
El telón de fondo es claro: Washington no quiere esperar más. Y si las naciones no reaccionan a tiempo, la presión arancelaria aumentará a partir del 1° de agosto. Así lo dejó entrever el propio Trump a bordo del avión presidencial: “Probablemente las inicie el 1° de agosto. Eso es bastante pronto, ¿verdad?”
Un regreso al proteccionismo: presión y urgencia comercial
Scott Bessent no dudó en sostener que este proceso no se trata de amenazas, sino de hechos. “No se trata de una fecha límite. Es lo que ocurrirá”, afirmó. En su visión, cada país es libre de acelerar o no las negociaciones. El mensaje, sin embargo, está cargado de advertencias. Las cartas enviadas esta semana serán una especie de ultimátum a más de 100 países que aún no tienen acuerdos comerciales con Estados Unidos.
Desde abril se suspendieron temporalmente los aranceles que ahora están listos para reactivarse. La única forma de evitarlos, dijo Bessent, es llegar a un acuerdo o aceptar la imposición de tarifas más altas.
La Unión Europea, China y el resto del tablero
Bessent mencionó que la Unión Europea, uno de los principales socios comerciales de EE.UU., ha mostrado apertura tras una postura inicial reacia. Aunque no hay un acuerdo definitivo con Bruselas, la administración Trump considera que el “progreso” es señal de que el endurecimiento ha surtido efecto.
Con China se logró una tregua parcial. En lugar de nuevos aranceles, se acordó reducir progresivamente las tasas que ambas naciones se habían impuesto mutuamente durante la escalada de tensiones comerciales pasadas. Este alivio temporal, sin embargo, podría evaporarse si Pekín no concreta un acuerdo más formal con Washington.
Reino Unido y Vietnam: los únicos con acuerdos cerrados
Hasta ahora, solo Reino Unido y Vietnam han conseguido sellar acuerdos definitivos con la administración Trump. Ambos países evitaron los aranceles anunciados el 2 de abril, gracias a negociaciones bilaterales que fueron destacadas como modelos por el gabinete económico de EE.UU.
En contraste, países de América Latina, África y el sudeste asiático siguen bajo incertidumbre, sin una hoja de ruta clara que les permita esquivar la nueva política arancelaria.
Máxima presión comercial: la doctrina Trump revive
Desde el inicio de su mandato, Trump ha mostrado una inclinación hacia políticas comerciales proteccionistas, defendiendo los intereses de la industria estadounidense. Lo que cambia en este nuevo capítulo es el ritmo y la amplitud de la presión: más de 100 países están siendo convocados al mismo tiempo, y se les da una ventana extremadamente corta para responder.
La estrategia recuerda a la de su primer mandato, cuando impuso aranceles al acero, aluminio y productos agrícolas, lo que desató represalias en cadena. Pero esta vez, la intención es generar acuerdos antes de la imposición, no después.
Un escenario comercial incierto rumbo a agosto
El plazo del 9 de julio se convierte así en el nuevo punto de inflexión en la guerra comercial global. A partir del 1° de agosto, si no se logran suficientes avances, los aranceles suspendidos volverán a aplicarse con fuerza. Empresas exportadoras de todo el mundo están en alerta, y gobiernos apuran sus equipos de negociación.
Lo que se juega no es solo el precio de productos, sino el control de cadenas de suministro, la estabilidad de alianzas comerciales y, en última instancia, el papel dominante de Estados Unidos en la economía global.
Estados Unidos pisa el acelerador
Donald Trump ha vuelto a encender los motores de su estrategia de “máxima presión”, esta vez desde la Casa Blanca y con un calendario apretado. Para el 9 de julio, muchos países deberán haber elegido: pactar o enfrentar aranceles.
Y mientras algunos gobiernos aún hacen cálculos, la administración Trump ya firmó cartas, activó advertencias y adelantó lo que será la agenda comercial más agresiva desde 2018.


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