A contracorriente de la narrativa dominante sobre un crimen fuera de control, datos recientes revelan una tendencia nacional positiva y contundente: la tasa de homicidios en Estados Unidos está experimentando una caída dramática. Tras el pico registrado durante la pandemia en 2020 y 2021, las cifras se desploman, y los expertos señalan una razón clave que va más allá de las estrategias policiales tradicionales.
Una Caída Histórica y Generalizada
Los números son claros. Según la firma de análisis de datos AH Datalytics, los homicidios cayeron al menos un 14% en todo el país durante 2024. Los datos preliminares para 2025 sugieren que esta tendencia a la baja no solo continúa, sino que podría ser aún más pronunciada.
«Estamos viendo no solo descensos, sino grandes descensos y grandes descensos generalizados. Está ocurriendo en todas partes», afirmó Jeff Asher, cofundador de AH Datalytics. Este tipo de caída es inusual, ya que las estadísticas de criminalidad suelen variar solo unos pocos puntos porcentuales cada año.
La Clave Inesperada: El Regreso del Tejido Social
Si bien los funcionarios locales a menudo atribuyen estas mejoras a tácticas policiales y a un aumento en el número de oficiales, los analistas criminales han identificado un factor subyacente más profundo: la recuperación de los servicios públicos y comunitarios desmantelados durante la pandemia de COVID-19.
El argumento es el siguiente:
- El Impacto del Confinamiento: En 2020, la pandemia no solo encerró a la gente en sus casas, sino que diezmó una red de apoyo vital. Entre marzo y mayo de ese año, la fuerza laboral de los gobiernos locales se redujo en casi un 10%. Esto significó menos maestros, entrenadores, consejeros y trabajadores de salud mental y conductual; personas que son el primer punto de contacto y apoyo para jóvenes en riesgo.
- La Reconstrucción Post-Pandemia: Cinco años después, el empleo en los gobiernos locales finalmente ha vuelto a los niveles previos a la pandemia. Con más fondos municipales disponibles, muchos de esos servicios esenciales están regresando. Esto se traduce en más programas extraescolares, más centros comunitarios abiertos y más lugares donde los jóvenes pueden encontrar apoyo y una alternativa a la calle.
«No es una sola cosa la que impulsa la violencia, por lo que siempre estamos buscando constantemente las causas fundamentales.» – Todd Bettison, Jefe de Policía de Detroit.
El Caso de Detroit: Inversión Comunitaria que Salva Vidas
La ciudad de Detroit, que registra su tasa de homicidios más baja desde 1965, es un caso de estudio. Hace dos años, la ciudad invirtió $10 millones en seis organizaciones comunitarias dedicadas a la reducción de la violencia. Estas organizaciones no se centran en la represión, sino en construir relaciones con los jóvenes y conectarlos con servicios integrales como tratamiento de adicciones, terapia y ayuda para encontrar empleo.
Un año después del inicio del programa, las seis organizaciones reportaron menos tiroteos y homicidios en sus áreas de influencia que el promedio de la ciudad. «Hemos demostrado colectivamente que lo que estamos haciendo es impactante, efectivo y está salvando vidas», declaró Negus Vu, líder de uno de estos grupos.
Esta tendencia sugiere que, si bien la labor policial es un componente importante de la seguridad pública, la inversión en la infraestructura social de una comunidad —en sus programas de apoyo, salud mental y oportunidades para jóvenes— tiene un impacto directo y medible en la reducción de la violencia más grave. Este enfoque, a menudo etiquetado como «blando» en el debate político, está demostrando ser una de las herramientas más efectivas para construir una paz duradera.


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