Pocos universos cinematográficos han dejado una huella tan indeleble como el de El Mago de Oz. Desde su estreno en 1939, esta obra maestra ha influido profundamente en la cultura popular, inspirando a artistas de todas las disciplinas. Ahora, con Wicked (2024), una precuela que explora los orígenes de la Bruja Mala del Oeste, las expectativas son altas, pero el resultado deja opiniones divididas.
Una historia conocida desde otro ángulo
Wicked, dirigida por Jon M. Chu, adapta el exitoso musical de Broadway, basado a su vez en la novela de Gregory Maguire. La trama gira en torno a Elphaba, una joven de piel verde con habilidades mágicas sobresalientes, pero marginada debido a su apariencia. Su relación con Galinda, la popular y egocéntrica estudiante que eventualmente se convertirá en la Bruja Buena del Norte, forma el núcleo emocional de la historia.
Lo que podría haber sido una mezcla fascinante de Harry Potter y Mean Girls pierde fuerza debido a un guión que estira innecesariamente la narrativa para justificar su división en dos películas.
Un musical que no brilla lo suficiente
El mayor desafío para Wicked es traducir la magia del escenario al cine. Sin embargo, las coreografías y los números musicales carecen de innovación, optando por un montaje convencional que no explota las posibilidades cinematográficas.
Uno de los mayores golpes al legado de Oz es la fotografía opaca y sombría de Alice Brooks. Mientras que la película original deslumbró con el Technicolor, Wicked opta por una paleta apagada que, en lugar de modernizar la estética, le resta vida al universo mágico.
Cynthia Erivo: la luz en medio de las sombras
Si hay un elemento que redime a Wicked, es la actuación magistral de Cynthia Erivo como Elphaba. Erivo aporta profundidad, carisma y una intensidad emocional que eleva cada escena en la que aparece. Su interpretación de «Defying Gravity», que cierra la película, es un momento estelar que deja al espectador ansioso por la segunda parte.
Ariana Grande, en contraste, entrega una actuación funcional como Galinda, aunque su caracterización no logra destacar frente a la fuerza de Erivo.
El final tramposo pero efectivo
El cierre de Wicked está diseñado para enganchar, y lo consigue. Con la aparición de Jeff Goldblum como el Mago de Oz y la icónica secuencia de «Defying Gravity», el clímax es lo suficientemente potente como para despertar el interés, incluso en quienes la película había perdido durante su desarrollo.
¿Qué podemos esperar de la segunda parte?
Aunque Wicked deja varias incógnitas abiertas, los espectadores ya familiarizados con la historia saben cómo termina el viaje de Elphaba. La verdadera pregunta es si la segunda parte logrará subsanar las debilidades de esta entrega inicial.
¿Vale la pena ver Wicked?
Wicked es una experiencia mixta. Para los fans del musical, hay momentos de conexión emocional y nostalgia. Para quienes se acercan por primera vez a esta historia, la falta de innovación visual y los problemas de ritmo pueden resultar decepcionantes.Sin embargo, el talento de Cynthia Erivo y un final bien armado hacen que valga la pena darle una oportunidad, especialmente si se planea ver la conclusión en 2025.
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