La vida del actor Roberto Tello, famoso por su interpretación de “Victorio” en la telenovela juvenil Soñadoras (1998-1999), dio un giro inesperado con el reciente fallecimiento de su madre, doña Amanda, a los 78 años. La noticia, que conmocionó tanto a su familia como a sus seguidores, marcó un antes y un después en su vida. La partida de su madre, aunque repentina, no dejó lugar para el sufrimiento, algo que Roberto, con notable serenidad, compartió en una emotiva entrevista.
En medio del dolor, Tello encontró consuelo en un detalle singular: pudo presenciar el último momento de su madre gracias a una cámara de seguridad instalada en su hogar, pensada originalmente para monitorear la salud de doña Amanda, quien sufría de problemas de presión arterial. Esa cámara, que aparentemente tenía una función preventiva, se convirtió en una ventana hacia un momento que, aunque triste, le trajo calma al actor.
Cómo Roberto Tello presenció la muerte de su madre
El actor relató con profundo respeto y serenidad los últimos minutos de vida de su madre. A través de su celular, conectado a la cámara de seguridad, pudo observar el momento exacto en que doña Amanda falleció. En sus palabras, “A las 6:04 de la tarde, la vi acomodarse en el sillón. Un minuto después, volvió a acomodarse, y a los dos minutos, había fallecido”.
A pesar de encontrarse conduciendo en ese momento, Tello recibió una alerta de movimiento en su teléfono y, al revisar las imágenes, intentó comunicarse con su madre por la cámara, pero no obtuvo respuesta. Su instinto le indicó que algo no estaba bien. De inmediato, avisó a los familiares cercanos, quienes confirmaron la muerte de doña Amanda.
«Cuando vi su posición en el sillón, supe que ya se había ido. Su corazón simplemente dejó de latir, sin dolor ni sufrimiento», confesó el actor. Con su tono sereno, Roberto expresó que, aunque el dolor por la partida de su madre era inmenso, la tranquilidad de saber que ella se fue en paz fue un consuelo para él.
La relación con su madre y los últimos momentos compartidos
Antes de su fallecimiento, Roberto Tello había pasado tiempo con su madre el mismo día de su partida. Ambos habían realizado algunos trámites, y el actor aseguró que, a pesar de la tristeza de su muerte, “todavía la disfruté ese día”. Esa despedida fue rápida, pero significativa. «La dejé en casa, y pocas horas después ya no estaba con nosotros», recordó con emoción.
La preocupación constante por la salud de su madre, debido a los problemas de presión arterial, llevó a Roberto a estar siempre atento a su bienestar. Sin embargo, no se esperaba que su madre se fuera de esta manera tan inesperada. Aunque el golpe fue fuerte, el actor destacó que su madre partió sin sufrimiento, lo que le dio cierto alivio durante el proceso de duelo.
El consuelo en los detalles divinos
Uno de los momentos más emotivos que compartió Roberto fue el vínculo especial entre la fecha del fallecimiento de su madre y las celebraciones de la familia. La muerte de doña Amanda ocurrió poco después de completar el novenario, un ritual tradicional de nueve días tras el fallecimiento de un ser querido. Tello, con profunda emoción, reveló que la fecha en que finalizó el novenario coincidió con los cumpleaños de su padre y hermano, quienes también han partido.
«Creo que mi mamá lo planeó todo para llegar a tiempo a su fiesta de cumpleaños en el cielo. Los tiempos de Dios son perfectos,» dijo Roberto, con una mezcla de tristeza y esperanza. Este pensamiento le proporcionó consuelo y le permitió aceptar la partida de su madre con una visión más serena, creyendo que la vida tiene una sincronización perfecta que trasciende lo que podemos entender.
La importancia de la serenidad en el duelo
La historia de Roberto Tello es un claro ejemplo de cómo la serenidad y la aceptación pueden traer consuelo en medio del dolor. Aunque la muerte de su madre fue inesperada y dolorosa, el actor pudo encontrar algo de paz en los pequeños detalles que, en su mente, se conectaban con una fuerza mayor. La cámara de seguridad, que en principio solo servía para monitorear su salud, se convirtió en un vínculo entre la vida y la muerte, permitiéndole observar la partida tranquila de su madre, sin sufrimiento, algo que muchos deseamos para nuestros seres queridos.
Este relato, además de ser un testimonio de amor filial, también invita a reflexionar sobre la importancia de los momentos cotidianos, los cuales, aunque parezcan triviales, pueden tener un significado profundo y perdurable en nuestras vidas.
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