Joan Plowright, una de las figuras más destacadas de la escena teatral británica y mundial, falleció a los 95 años, dejando un legado impresionante en el mundo del arte y la cultura. Su carrera abarcó más de siete décadas, en las que brilló en el teatro, cine y televisión.
A lo largo de su vida, Plowright no solo fue una actriz talentosa, sino también una mujer profundamente respetada por su dedicación al arte y su calidez humana. A continuación, exploramos su vida y legado, con una mirada a sus logros, su amor por el teatro y su influencia en la industria del entretenimiento.
La niñez y los primeros pasos en el teatro
Nacida como Joan Ann Plowright el 28 de octubre de 1929 en Brigg, Lincolnshire, Inglaterra, Joan tuvo una relación temprana con el teatro gracias a su madre, quien dirigía un grupo de teatro amateur. Desde muy joven, Plowright estuvo inmersa en el mundo de las artes. A los 3 años, ya se encontraba participando en producciones teatrales de aficionados. Esta temprana exposición al arte escénico moldeó su amor por el teatro y la actuación.
Plowright continuó perfeccionando su arte y, después de completar la escuela secundaria, estudió en el Laban Art of Movement Studio en Manchester. Luego, recibió una beca para estudiar en el Old Vic Theatre de Londres, lo que le permitió debutar en el escenario londinense en 1954, marcando el comienzo de una carrera que la llevaría a la cima del mundo del entretenimiento.
Los inicios en el Royal Court Theatre
En 1956, Joan Plowright se unió al prestigioso Royal Court Theatre, donde comenzó a ganar notoriedad con papeles en obras de los llamados «Angry Young Men», como John Osborne. Estos dramaturgos estaban revolucionando el teatro británico con sus representaciones crudas de la vida en la clase trabajadora. Plowright se destacó entre los nuevos actores, compartiendo escenario con figuras como Albert Finney, Alan Bates y Anthony Hopkins.
La carrera de Plowright en el teatro británico la consolidó como una de las actrices más talentosas de su generación. Su capacidad para encarnar personajes complejos y profundos le permitió mantenerse vigente en una industria que estaba experimentando grandes cambios.
El encuentro con Laurence Olivier
Uno de los momentos clave en la vida de Joan Plowright fue su encuentro con el legendario actor Laurence Olivier. En 1960, Plowright trabajó junto a Olivier en la adaptación cinematográfica de la obra «The Entertainer» de John Osborne. Fue durante este proyecto que surgió una relación que cambiaría sus vidas para siempre.
Plowright y Olivier, ambos en ese momento casados con otras personas, se enamoraron y comenzaron una relación que culminó en su matrimonio en 1961, en el estado de Connecticut. Juntos, la pareja se convirtió en una de las más icónicas en el mundo del teatro y el cine. A pesar de la diferencia de edad, su relación fue profundamente amorosa y admirada. Olivier, en una carta a Plowright, expresó: «A veces siento tanta paz sobre mí cuando pienso en ti… me hace salir a la calle con una sonrisa en la cara y en mi corazón por todos».
Una carrera multifacética: del teatro al cine y la televisión
Joan Plowright continuó su carrera en la pantalla grande, destacándose en producciones tanto de prestigio como comerciales. En 1993, se convirtió en una de las pocas actrices en ganar dos Globos de Oro en el mismo año: uno por su papel en la miniserie de televisión Stalin y otro por su participación en la película Enchanted April. Además, recibió su única nominación al Oscar por su interpretación en Enchanted April (1991), una película que cuenta la historia de un grupo de mujeres británicas que, durante unas vacaciones en Italia, encuentran nuevas perspectivas de vida.
Plowright también trabajó con grandes nombres del cine, como Glenn Close en el remake de 101 dálmatas (1996) y en la película Surviving Picasso (1996), dirigida por James Ivory. Su versatilidad la llevó a trabajar en una amplia variedad de géneros, desde dramas históricos hasta comedias familiares. A lo largo de su carrera, su habilidad para adaptarse a diferentes estilos y formatos la convirtió en una de las actrices más queridas y respetadas del cine y la televisión.
El legado de una actriz icónica
Joan Plowright dejó una huella imborrable en el mundo del arte. A lo largo de su carrera, no solo ganó múltiples premios, incluidos un Tony y dos Globos de Oro, sino que también fue reconocida por su profunda humanidad. En 2004, fue nombrada Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico (DBE) por su contribución a las artes.
A pesar de su éxito profesional, Plowright siempre mantuvo un perfil bajo fuera de los escenarios. Su amor por el teatro y su dedicación a la profesión fueron siempre su principal motor. En su última entrevista en 2010, expresó: «Es magia y todavía siento, cuando se levanta una cortina o se encienden las luces, la magia de un comienzo de lo que se va a desarrollar frente a mí». Esta pasión por el teatro nunca la abandonó y fue uno de los aspectos que la definió como artista.
La despedida de Joan Plowright
El 16 de enero de 2025, Joan Plowright falleció a los 95 años en Denville Hall, una residencia de ancianos para actores en el sur de Inglaterra. Su familia expresó en un comunicado: «Disfrutó de una larga e ilustre carrera en el teatro, el cine y la televisión durante siete décadas hasta que la ceguera la hizo jubilarse». Con su partida, el mundo del teatro y el cine pierde a una de sus figuras más queridas y admiradas.
Aunque ya no esté entre nosotros, el legado de Joan Plowright perdurará por siempre en las numerosas obras que dejó y en las vidas que tocó a lo largo de su carrera.
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