Un oscuro episodio en la vida de Diddy: la agresión a Cassie y el intento de borrarlo todo
La historia detrás del juicio contra Sean «Diddy» Combs parece sacada de un guion de cine. Sin embargo, es demasiado real. En la cuarta semana de audiencias en Manhattan, la corte escuchó el testimonio de Eddy García, un ex guardia de seguridad que se convirtió en testigo clave. Su relato estremeció a todos los presentes al detallar cómo el magnate de la música trató de silenciar las pruebas de la agresión que cometió contra su expareja Cassie Ventura.
Corría marzo de 2016 cuando, según los fiscales, Diddy agredió brutalmente a Cassie en el Hotel Intercontinental de Los Ángeles. Las cámaras de seguridad capturaron imágenes claras: Diddy golpeando, pateando y arrastrando a la cantante por el piso. Para la defensa, se trata de un incidente aislado y descontextualizado. Para los fiscales, es el corazón del caso, una muestra del patrón de abuso que Combs habría sostenido durante dos décadas contra varias mujeres.
La bolsa de papel marrón: dinero a cambio de silencio
Eddy García, un joven de 33 años que trabajaba como guardia de seguridad, contó cómo la desesperación de Diddy lo llevó a ofrecerle dinero para desaparecer las imágenes. Según García, el magnate del hip hop no paraba de repetir que «algo como esto podría arruinarlo».
La noche del incidente, García recibió una llamada de la jefa de personal de Combs, Kristina Khorram, quien puso al propio Diddy en la línea. García recordó los nervios del productor musical, que balbuceaba y buscaba cualquier excusa para justificar su comportamiento.
Diddy llegó a ofrecer 100 mil dólares en efectivo, entregados en una bolsa de papel marrón, para asegurarse de que no quedara ninguna copia de la grabación. García testificó que no leyó por completo el contrato de confidencialidad y no divulgación que le hicieron firmar. Solo quería salir de ahí lo antes posible.
Los detalles que helaron la sala del tribunal
Las palabras de García fueron contundentes:
«Él dijo que yo sonaba como un buen tipo, algo como ‘Eddy, mi ángel’… Sabía que podías ayudar. Sabía que podías hacerlo».
Eddy contó cómo entregó el dispositivo de almacenamiento con el video y firmó un documento que lo obligaba a pagar un millón de dólares si rompía el silencio. De los 100 mil dólares que recibió, dio 50 mil a su jefe, 20 mil a otro guardia y se quedó con 30 mil. Para no llamar la atención, usó parte de ese dinero para comprarse un auto usado y el resto lo guardó lejos de los bancos.
Lo más impactante fue cómo, semanas después, Diddy lo llamó para asegurarse de que nadie preguntara por el video. En esa llamada, Diddy le dijo:
«Feliz Pascua, Eddy, mi ángel. Dios es bueno. Dios te puso en mi camino por una razón».
El video filtrado: el pasado regresa a cobrar cuentas
Aunque el acuerdo parecía blindado, en 2024 la cadena CNN publicó imágenes del ataque. Otro guardia, que testificó en la corte, contó que grabó el video con su celular para mostrárselo a su esposa. La existencia de esas imágenes refuerza la acusación de que Diddy usó su riqueza y poder para encubrir su violencia.
Ahora, en pleno juicio por tráfico sexual y crimen organizado, los fiscales usan este episodio como muestra de un patrón de coerción y abuso sistemático. Según las tres mujeres que testifican contra Combs, él no solo usó su influencia para explotar a mujeres, sino también para borrar las pruebas y proteger su imperio.
El precio del silencio: amenazas, miedo y manipulación
El testimonio de Eddy García también revela el miedo que generaba el poder de Diddy. A pesar de la fuerte suma de dinero, García quedó marcado por la presión. Su relato refleja cómo la fama y la fortuna pueden transformarse en armas para comprar voluntades, borrar huellas y perpetuar el abuso.
Con cada detalle que se filtra en la corte, la imagen de Diddy como magnate intocable se desmorona. La justicia ahora enfrenta el reto de determinar si este episodio fue un caso aislado o parte de una red más amplia de explotación.
Un proceso que marca un antes y un después
El juicio contra Diddy no es solo sobre un video: es sobre el uso del poder para callar a las víctimas y reescribir la historia a su antojo. La valentía de los testigos como Eddy García pone en evidencia las dinámicas de abuso que han permanecido en silencio durante años.
Para la industria musical y la opinión pública, este caso marca un parteaguas: el momento en que se desmoronan las fachadas y se escuchan las voces que fueron silenciadas.


TE PODRÍA INTERESAR