De la gentrificación a los salarios: dos polémicas en una semana
Luisito Comunica, uno de los creadores de contenido más influyentes de habla hispana, enfrenta una doble controversia en la Ciudad de México. Primero, su participación durante una marcha contra la gentrificación, en la que fue increpado por manifestantes y tuvo que retirarse escoltado. Y ahora, la polémica por los sueldos que se pagan en su restaurante Deigo Ramen, que muchos consideran indignos para el nivel de vida en la capital.
El influencer y empresario, acostumbrado a presumir viajes, negocios y lujos, ha sido señalado por ofrecer sueldos apenas por encima del salario mínimo a quienes trabajan en su restaurante, según una filtración que desató un incendio en redes sociales.
¿Cuánto pagan en Deigo Ramen? La filtración que desató la crítica
La página de Facebook Terror en los Restaurantes, conocida por denunciar abusos laborales en el sector restaurantero, filtró una imagen con los supuestos sueldos brutos (antes de impuestos) ofrecidos por Deigo Ramen:
- Sushero: $9,770
- Cocinero de ramen: $9,771
- Mesero: desde $8,000
- Lavaloza: entre $8,000 y $10,000
Considerando que el salario mínimo en México para 2025 ronda los $8,364 mensuales, los internautas señalaron que estos pagos no representan una mejora significativa. “¿Eso gana alguien que cocina 12 horas al día?”, preguntó un usuario en redes sociales.
Automatización y contradicciones: ¿hay realmente meseros?
Uno de los puntos más polémicos es la figura del “mesero”, ya que Deigo Ramen se promueve como un restaurante automatizado, donde los pedidos se hacen en máquinas digitales y no hay servicio de mesa tradicional. Este detalle ha generado dudas sobre cómo están distribuidas las tareas, y si estos sueldos corresponden a empleos realmente existentes o a funciones combinadas bajo un solo nombre.
Además, el hecho de que el restaurante opere 24 horas implica turnos nocturnos y jornadas extendidas, lo que aviva la discusión sobre las condiciones laborales reales.
Un restaurante exitoso, pero ¿justo?
Desde su apertura en 2021 en la Zona Rosa, Deigo Ramen ha ganado fama por su autenticidad japonesa: caldos cocinados por más de 12 horas, fideos al dente cronometrados y toppings clásicos. Su éxito ha sido innegable, convirtiéndose en un punto de referencia para amantes del ramen en CDMX.
Sin embargo, el debate no es sobre el sabor, sino sobre la equidad. Si el restaurante genera ganancias y prestigio, ¿por qué los trabajadores no reciben mejores sueldos? Esta pregunta ha desatado un juicio moral en redes sociales.
“Da empleo” vs “es incongruente”: las dos caras del debate
Mientras algunos usuarios defienden a Luisito Comunica con frases como “al menos da empleo” o “nadie los obliga a trabajar ahí”, otros piden coherencia entre su imagen de empresario exitoso y la realidad que enfrentan sus empleados.
El influencer, que ha construido una marca personal basada en viajes, abundancia y emprendimiento, ahora enfrenta la exigencia de traducir ese discurso en prácticas laborales justas.
¿Un caso aislado o un síntoma del modelo actual?
La polémica en torno a Deigo Ramen no solo habla de Luisito Comunica, sino de una estructura más grande en la que muchos influencers se convierten en empresarios sin adaptar sus prácticas al contexto laboral mexicano. Restaurantes que priorizan la marca sobre las condiciones laborales, chefs que trabajan turnos interminables, cocinas que dependen de personal mal pagado.
Este caso, como muchos otros, pone el foco sobre una industria que suele romantizarse, pero que carga con profundas desigualdades.
¿Ser influencer implica mayor responsabilidad social?
Con millones de seguidores y una presencia digital constante, los influencers no solo venden productos o experiencias, también construyen narrativas. Y cuando esas narrativas se contradicen con sus actos, el público responde. En el caso de Luisito Comunica, la expectativa no solo es que el ramen sea bueno, sino que las personas que lo preparan vivan dignamente. En una ciudad con profundas tensiones sociales y económicas, la congruencia se vuelve el ingrediente más valioso


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