Basada en la novela gótica Frankenstein o el moderno Prometeo, escrita por Mary Shelley a inicios del siglo XIX, la historia presenta a una criatura de casi dos metros y medio, con piel amarillenta, labios negros y una inteligencia sorprendente. Su creación, nacida en un verano lluvioso de 1816 en Suiza, fue un hito de la literatura que pronto cruzó fronteras y generó fascinación —y pesadillas— entre sus primeros lectores.
En 1910, el monstruo dio el salto al cine con un cortometraje protagonizado por Charles Stanton Ogle, hoy considerado perdido. Sin embargo, fue en 1931 cuando Boris Karloff inmortalizó la imagen que todos tenemos del monstruo: piel verde, tornillos en el cuello y una mirada vacía, bajo la dirección de James Whale y con la producción de los estudios Universal.
Adaptaciones que marcaron época
En 1957, los estudios Hammer lanzaron La maldición de Frankenstein, con Christopher Lee como la criatura y Peter Cushing como el doctor. Fue la primera versión en color y una de las más sangrientas del género.
Años más tarde, en 1974, El joven Frankenstein de Mel Brooks ofreció una parodia brillante de la obra original. Gene Wilder interpretó al nieto del famoso científico en una mezcla de comedia y homenaje al cine clásico.
México también tuvo su versión con Santo y Blue Demon contra el doctor Frankenstein (1974), donde Jorge Russek interpretó al nieto del científico, en una historia que mezcló lucha libre y ciencia ficción.
En 1994, Robert De Niro protagonizó Frankenstein de Mary Shelley, dirigida por Kenneth Branagh. Esta versión mostró una criatura más humana y trágica, alejada del monstruo torpe de Universal.
Por último, en 2012, Tim Burton rindió homenaje con Frankenweenie, una cinta en stop motion donde un niño revive a su perro Sparky. La película fue nominada al Globo de Oro y al BAFTA, consolidando al mito de Frankenstein en la cultura moderna.


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