En 1997, el mundo fue testigo de una historia feroz, hermosa y profundamente humana: La Princesa Mononoke, dirigida por Hayao Miyazaki, irrumpió como un relato que se negaba a simplificar el bien y el mal. Hoy, casi tres décadas después, Cinemex confirma su regreso a los cines de México, esta vez en formato IMAX. Una experiencia cinematográfica que promete ser tan impactante como la primera vez.
Un clásico que desafía los tiempos
La Princesa Mononoke no es un cuento para dormir niños. Es un choque entre fuerzas antiguas y modernas, entre dioses del bosque y pólvora humana. Ashitaka, su joven protagonista, no busca gloria sino equilibrio, y esa búsqueda lo lleva a un mundo fracturado. ¿Cómo se resuelve un conflicto cuando ambas partes tienen razón? Esa es la pregunta que sigue resonando 28 años después.
El 21 de agosto de 2025, los cines de México proyectarán este clásico en IMAX como parte del ciclo conmemorativo de Studio Ghibli. Para los fans de la animación japonesa, esta es una oportunidad irrepetible. No solo por la calidad visual que ofrece el formato, sino porque pocas veces se puede revivir en pantalla grande una obra que marcó a generaciones enteras.
Un nuevo rugido en la pantalla grande
Ver La Princesa Mononoke en IMAX es redescubrirla. La furia de los dioses del bosque, el rugido de los lobos y la violencia cruda de cada batalla se sentirán más reales. La paleta de colores, la música de Joe Hisaishi y los detalles del ecosistema que Miyazaki creó, se amplifican hasta convertirse en una experiencia sensorial única.
En un contexto donde el cine comercial está lleno de personajes planos, este relato de grises morales resurge con fuerza. Lady Eboshi y San no representan polos opuestos, sino heridas abiertas por el conflicto. Este reestreno invita a contemplar sus dilemas con ojos nuevos, sin las respuestas fáciles que hoy abundan.
La herida entre naturaleza y progreso
Aunque muchas veces se le ha etiquetado como una película ecologista, reducir Mononoke a eso es no entenderla del todo. No es un sermón, es una elegía. Una obra que reconoce la belleza del bosque, pero también la necesidad del avance humano. Esa dualidad la hace tan vigente: no es que el bien esté de un lado y el mal del otro, sino que ambos coexisten en tensión.
En 2025, con crisis ambientales, polarización ideológica y debates sobre el desarrollo sostenible, volver a esta historia no es solo nostalgia: es una necesidad. Una forma de entender que el conflicto no siempre se resuelve con vencedores y vencidos, sino con comprensión.
¿Por qué no te la puedes perder?
Porque pocas veces una película animada logra hablar de política, ecología, feminismo y violencia sin perder su alma poética. Porque La Princesa Mononoke no tiene edad ni tiempo: es un espejo que cambia según quien lo mire.El 21 de agosto, prepárate para sentir cómo el cine puede ser una herida hermosa que nunca cierra. La Princesa Mononoke ruge de nuevo en los cines de México, y su mensaje sigue siendo tan poderoso como hace 30 años.
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