Jim Jarmusch emociona en Venecia con Mother, Father, Sister and Brother
Con una mezcla de sorpresa y emoción, el cineasta norteamericano Jim Jarmusch recibió el León de Oro a la mejor película del Festival de Cine de Venecia por Mother, Father, Sister and Brother. Su reacción de incredulidad reflejó la magnitud del reconocimiento a una obra que busca transmitir empatía y sensibilidad frente a las tensiones políticas del mundo actual. Para Jarmusch, el cine no es solo entretenimiento: “Mostrar arte y empatía es lo más importante que el cine debe lograr para alcanzar objetivos políticos”, declaró tras recibir la estatuilla.
El triunfo de Jarmusch no solo confirma su vigencia como uno de los realizadores más influyentes del cine independiente, sino también la relevancia del Festival de Venecia como espacio de reflexión sobre la condición humana a través de las imágenes.
La voz de Hind Rajab estremece con el Oso de Plata
Uno de los momentos más conmovedores de la Mostra llegó con la proyección de La voz de Hind Rajab, que recibió el Oso de Plata, premio especial del Jurado. La película de la cineasta tunecina Kaouther Ben Hania retrata los últimos momentos de vida de Hind Rajab, la niña palestina que, el 29 de enero de 2024, suplicó por teléfono que la ayudaran en Gaza mientras quedaba atrapada en un vehículo atacado por el ejército israelí.
El filme utiliza el audio real de la menor, lo que lo convierte en un testimonio desgarrador. “Cuando escuché por primera vez la voz de Hind Rajab sentí algo más allá de sus palabras. Era la voz de Gaza pidiendo ayuda y nadie podía contactarla”, compartió Ben Hania ante la prensa en Venecia. La sala se puso de pie para ovacionarla, confirmando que el cine puede ser también una herramienta de memoria y denuncia.
Venecia, un festival que refleja la condición humana
El director de la Mostra, Alberto Barbera, destacó que las películas de esta edición ofrecieron “puntos de vista articulados y a veces contradictorios, apuntando siempre a la riqueza de la experiencia humana y la opacidad de nuestra condición social y política”.
La edición de este año reunió más de 160 películas seleccionadas entre miles de propuestas que llegan cada año a los organizadores. Aunque parece un número elevado, en comparación con festivales como la Berlinale —que maneja cerca de 400 producciones—, el reto logístico de Venecia radica en mantener un equilibrio entre la calidad artística y la diversidad de perspectivas.
Estrellas de Hollywood y cine político en la alfombra roja
La alfombra roja de Lido brilló con la presencia de figuras como Julia Roberts, George Clooney y Cate Blanchett, quienes aportaron glamour al evento. Sin embargo, más allá del desfile de celebridades, lo que marcó esta edición fue la capacidad del cine de dialogar con la actualidad política y social.
En ese sentido, una de las interpretaciones más comentadas fue la de Jude Law, quien sorprendió al público con su papel como Vladimir Putin en The Wizard of Kremlin. Su actuación provocó debates sobre la representación del poder y la política internacional en el cine contemporáneo.
Venecia, un espejo del cine mundial
El Festival de Venecia sigue consolidándose como una plataforma que no solo reconoce a grandes cineastas, sino que también impulsa nuevas voces que desafían al espectador con relatos profundamente humanos. Desde la mirada poética de Jarmusch hasta la denuncia social de Ben Hania, esta edición demostró que el cine mantiene su capacidad de emocionar, cuestionar y generar conciencia.
Más allá de los premios, Venecia volvió a recordarle al mundo que el cine es memoria, es arte, es política y es un puente entre culturas y realidades.


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