Un deepfake de George Clooney estafó a una mujer por 15,000 dólares. Conoce cómo funcionan estos fraudes con Inteligencia Artificial y cómo protegerte.
Usando videos falsos generados por Inteligencia Artificial, estafadores que se hicieron pasar por George Clooney le robaron miles de dólares a una mujer. Su caso expone una nueva y peligrosa modalidad de fraude que amenaza a cualquiera en línea.
“Me decía ‘mi amor’”. Con esas palabras, una mujer argentina relató cómo cayó en una sofisticada estafa que le costó 15,000 dólares. Su interlocutor, con quien mantuvo conversaciones por video, no era otro que el actor George Clooney. O, más bien, una réplica casi perfecta creada con Inteligencia Artificial, un deepfake diseñado para engañar, seducir y, finalmente, robar.
El caso, que ha resonado en medios internacionales, no es una anécdota aislada. Es una advertencia urgente sobre una creciente ola de fraudes que utilizan la imagen de celebridades y tecnología de IA para manipular a sus víctimas.
Así funcionó la estafa del «falso Clooney»
El engaño comenzó de una manera aparentemente inocente. La víctima, cuyo nombre se ha mantenido en reserva por seguridad, se unió a lo que creía era un grupo de fans oficial del actor en Facebook. Pronto, fue contactada por un perfil que afirmaba ser el propio Clooney.
La interacción escaló rápidamente de mensajes de texto a videollamadas. Los estafadores utilizaron tecnología de deepfake en tiempo real, que superpone el rostro de una persona sobre otra, para que la víctima viera y escuchara al actor hablándole directamente. La calidad de la simulación fue tan convincente que incluso un amigo de la víctima, a quien ella le mostró los videos, creyó que eran reales.
El gancho fue una mezcla de manipulación emocional y promesas:
- Falsa Exclusividad: Le ofrecieron una «tarjeta de fan VIP» para ser parte de un club exclusivo. El primer pago, de unos 300 dólares, fue para obtener y «activar» esta membresía.
- Manipulación Romántica: El falso Clooney le profesó su amor y le confió que quería divorciarse de su esposa para estar con ella, pidiéndole dinero para pagar a sus abogados.
- Falsas Causas Benéficas: Le solicitó donaciones para la fundación real del actor, explotando su buena fe y el prestigio de la organización.
- Problemas Técnicos Ficticios: Utilizaron la excusa de que las tarjetas de regalo de Apple que ella enviaba como pago «no servían» o estaban «bloqueadas», forzándola a comprar y enviar más repetidamente.
La estafa se desmoronó cuando le prometieron el envío de dos cajas con 200,000 dólares cada una, un punto en el que la víctima finalmente se dio cuenta de la falsedad y contactó al FBI.
“El riesgo no reside en la herramienta, sino en su uso. La primera defensa es cultural”, aseguró un experto en ciberseguridad a La Nación, subrayando que la concientización es clave.
¿Cómo reconocer una estafa de Deepfake?
Aunque la tecnología es cada vez más sofisticada, los expertos señalan algunas banderas Rojas que pueden ayudar a identificar un posible fraude de este tipo. Es crucial no fiarse únicamente de lo visual :
- Sincronización Labial Defectuosa: A menudo, el movimiento de los labios no coincide perfectamente con el audio.
- Expresiones Rígidas o Antinaturales: Los rostros generados por IA pueden carecer de la microexpresión natural de un ser humano.
- Sombras o Iluminación Inconsistente: Fíjate si la luz en el rostro del supuesto famoso coincide con la del entorno.
- La Petición de Dinero: La señal de alerta más importante. Una celebridad real nunca contactaría a un fan al azar para pedirle dinero, tarjetas de regalo o información financiera personal.
- El Sentido de Urgencia o Secreto: Los estafadores suelen presionar a sus víctimas para que actúen rápido y no le cuenten a nadie, evitando que puedan recibir una segunda opinión.
Este tipo de estafas, que también se han reportado utilizando la imagen de otras celebridades como Brad Pitt , explotan la vulnerabilidad, la soledad y la admiración que la gente siente por las figuras públicas. El caso del falso George Clooney es un recordatorio contundente de que en la era digital, ver (y oír) ya no es necesariamente creer.
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