El pasado domingo 1 de diciembre, División Minúscula celebró 28 años de trayectoria musical con una presentación que quedará marcada en la memoria de sus seguidores. El Auditorio Nacional de la Ciudad de México se convirtió en el escenario perfecto para rememorar las canciones más icónicas de esta banda mexicana que, con su estilo único, ha dejado una huella imborrable en la historia del rock nacional.
Durante poco más de dos horas, los miembros de la banda, liderados por Javier Blake, lograron que el público se entregara por completo a la música. Temas como Las Luces de Esta Ciudad, Sognare, Sismo, Préstame tu Piel y Cursi fueron coreados por miles de fans que abarrotaron el coloso de Reforma, creando una atmósfera única de conexión y nostalgia.
División Minúscula: 28 años de éxitos ininterrumpidos
Desde su formación en 1996, División Minúscula se ha consolidado como una de las bandas más queridas del rock mexicano. Con una discografía cargada de temas que abordan el amor, la nostalgia y la rebeldía juvenil, la banda ha sabido conectar con varias generaciones de fans. A lo largo de su carrera, han logrado posicionarse en el gusto del público gracias a su inconfundible sonido y su autenticidad.
El concierto del 1 de diciembre fue una celebración a todos esos años de esfuerzo, sacrificio y éxito. La banda se encargó de hacer un recorrido por sus discos más emblemáticos, mientras el público disfrutaba de una experiencia sonora y visual impresionante. Las luces y el escenario se convirtieron en aliados perfectos para dar vida a sus canciones.
Un incidente inesperado: luces peligrosas en el escenario
Sin embargo, durante el concierto, algo fuera de lo común ocurrió. Cuando la banda llegó al final de su show, en medio de su canción de despedida, las luces del escenario comenzaron a bajar de manera peligrosa, acercándose a los miembros de la banda. En un primer momento, los integrantes no entendían lo que estaba sucediendo.
«¡Órale! Ustedes las tumbaron», bromeó Javier Blake al darse cuenta del inconveniente, mientras observaba cómo las lámparas se desplazaban a gran velocidad. La situación, aunque extraña, fue tomada con calma por los miembros de División Minúscula, quienes decidieron interrumpir el concierto y abandonar el escenario para garantizar la seguridad de todos los presentes.
La seguridad ante todo: la banda regresa para cerrar con éxito el show
Después de unos minutos de incertidumbre y silencio, el equipo de producción solucionó el problema de las luces, permitiendo que la banda regresara al escenario para continuar con su despedida. El público, que había demostrado una enorme paciencia, estalló en aplausos al ver que la banda no se rendiría tan fácilmente.
«¡No se va a acabar así nuestro Auditorio Nacional! ¿Nos la echamos de nuevo?», exclamó Javier Blake, mientras los integrantes de División Minúscula se preparaban para tocar la última parte de la canción que habían dejado a medias. La banda cerró el show con un mensaje de agradecimiento a su público por la comprensión y por haber sido parte de una noche tan especial.
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