Prometían ser la revolución post-smartphone, pero la realidad es otra. El Humane AI Pin se estrelló y el Rabbit R1, aunque más prometedor, no está exento de problemas. ¿Son estos gadgets de IA el futuro o solo un experimento fallido? Lo analizamos.
La industria tecnológica vive de promesas, y pocas han sido tan audaces como la de los dispositivos de inteligencia artificial (IA) dedicados. El Humane AI Pin y el Rabbit R1 irrumpieron en escena con la misión de ser los herederos del smartphone, ofreciendo una interacción más natural y directa con la IA. Sin embargo, tras meses de expectación y las primeras reseñas, el veredicto es, como mínimo, complicado.
El AI Pin, un proyecto de ex-diseñadores de Apple, ya es considerado un fracaso rotundo, con la empresa vendiendo sus activos a HP. El Rabbit R1, por su parte, ha generado un enorme interés gracias a su diseño y precio, pero las primeras impresiones revelan que comparte muchas de las debilidades de su rival. ¿Estamos ante el inicio de una nueva era o frente a una moda pasajera?
Humane AI Pin: La Crónica de un Fracaso
El AI Pin era una visión futurista: un dispositivo sin pantalla que se engancha a la ropa y proyecta una interfaz láser en la palma de la mano. Suena a ciencia ficción, pero en la práctica, fue una pesadilla de usabilidad.
- Problemas Fundamentales: Las reseñas fueron demoledoras. El dispositivo se sobrecalentaba, la batería duraba apenas unas horas, y el proyector láser era casi inútil en exteriores. La IA era lenta, imprecisa y las funciones básicas como la navegación o la mensajería eran poco fiables.
- Un Precio Injustificable: Costaba $700 dólares más una suscripción mensual de $24, un precio exorbitante para un dispositivo que hacía casi todo peor que el smartphone que pretendía reemplazar.
- Una Filosofía Equivocada: Humane apostó por un cambio radical en la interacción (sin pantalla, todo por voz y gestos), abrumando a los usuarios con un concepto que no resolvía un problema real.
Rabbit R1: ¿Una Propuesta Más Inteligente?
El Rabbit R1 aprendió de los errores más obvios de Humane. Con un precio de $199 sin suscripción obligatoria, un diseño retro atractivo de Teenage Engineering y una pantalla física, su propuesta es mucho más terrenal y accesible.
Su gran diferenciador es el Large Action Model (LAM), una IA que, en teoría, puede aprender a interactuar con aplicaciones y servicios web en tu nombre. En lugar de necesitar una API para cada servicio (como Uber o Spotify), el R1 «aprende» a usar la interfaz web como lo haría un humano.
«La diferencia entre el Rabbit y el Humane Pin es la intención detrás del diseño. Humane intenta reemplazar el smartphone con algo ‘futurista’, pero Rabbit intenta cumplir un propósito y una función.» – Opinión de un usuario en Reddit.
Sin embargo, las primeras impresiones del R1 revelan problemas similares:
- El LAM no está listo: La función estrella, que promete automatizar tareas complejas, todavía es lenta y con errores. A menudo, es más rápido hacer la tarea directamente en el teléfono.
- Funcionalidad Limitada: Aunque recibe actualizaciones constantes, muchas funciones básicas como un temporizador o una agenda no estaban disponibles en el lanzamiento. Las integraciones relevantes para usuarios fuera de EE.UU. son escasas.
- ¿Es realmente necesario? La pregunta persiste: ¿llevar un segundo dispositivo en el bolsillo solo para evitar sacar el teléfono y abrir una app? Para la mayoría, la respuesta sigue siendo no.
El tropiezo de estos primeros gadgets de IA no significa que la idea esté muerta, sino que el enfoque podría ser erróneo. En lugar de un dispositivo separado, el futuro más probable es que estas capacidades de IA se integren de forma nativa y profunda en los smartphones.
Gigantes como Apple con Apple Intelligence y Google con Gemini están construyendo ecosistemas donde la IA tiene acceso a nivel de sistema operativo, lo que les permite ser más rápidos, eficientes y contextuales. Pueden interactuar con todas tus apps sin necesidad de «aprender» a usarlas desde fuera.
El Humane AI Pin será recordado como un ambicios, pero fallido experimento. El Rabbit R1 aún tiene la oportunidad de encontrar su nicho como un asistente de IA especializado, pero la idea de que destronará al smartphone parece cada vez más lejana. La revolución de la IA no llegará en un pin o un conejo naranja, sino en el dispositivo que ya llevas en el bolsillo.


TE PODRÍA INTERESAR