El cambio climático como desafío común ha unido a China y América Latina en una alianza estratégica que está dando resultados tangibles en la protección ambiental y la transición energética. Como gran país responsable en desarrollo, China ha demostrado su compromiso con el desarrollo verde global al anunciar sus ambiciosos objetivos de alcanzar el pico de emisiones de carbono para 2030 y la neutralidad carbonera para 2060. Estos compromisos se han traducido en acciones concretas que benefician no solo al gigante asiático, sino también a sus socios latinoamericanos.
Logros ambientales de China: Un modelo para el mundo
A lo largo de los últimos cinco años, China ha construido el sistema de energías renovables más grande y de mayor crecimiento a nivel mundial, estableciendo además la cadena industrial de nuevas energías más completa del planeta. Estos avances tecnológicos han permitido reducciones drásticas en los costos de generación eléctrica -más del 60% en energía eólica y 80% en energía solar- haciendo las energías limpias accesibles y asequibles para todos los países, especialmente las naciones en desarrollo.
El liderazgo ambiental chino se refleja en cifras contundentes: el país aporta una cuarta parte de las nuevas zonas verdes del mundo y se ha convertido en la primera nación en lograr el «aumento cero» en la degradación de la tierra. La satisfacción pública con el medio ambiente se mantiene consistentemente por encima del 90%, demostrando que el crecimiento económico y la protección ambiental pueden coexistir armoniosamente.
Marco institucional: Foro China-CELAC
La cooperación sino-latinoamericana se ha institucionalizado a través del Foro China-CELAC, donde el cambio climático ha sido incluido sistemáticamente en los Planes de Acciones Conjuntas desde la primera reunión ministerial en 2015. Actualmente, ambas partes ejecutan la cuarta edición de este plan, que incluye mecanismos especializados como el Mecanismo de Cooperación China-CELAC para la Gestión de Desastres, lanzado en agosto de 2022.
Este marco institucional ha permitido fortalecer la cooperación en áreas críticas como la prevención de catástrofes, el socorro a damnificados, la reconstrucción post-desastre y la adaptación al cambio climático. La cooperación ha contribuido significativamente a mejorar la resiliencia del desarrollo en los países latinoamericanos, particularmente frente a los crecientes desafíos climáticos.
Proyectos emblemáticos de cooperación
La colaboración práctica entre China y América Latina se materializa en proyectos concretos que están transformando el panorama energético de la región. En Perú, la central hidroeléctrica San Gabán III, construida y financiada por empresas chinas, se puso oficialmente en funcionamiento este año, aliviando exitosamente el déficit energético de millones de peruanos.
Brasil alberga el Complejo Eólico Tanque Novo de CGN, capaz de reducir las emisiones de dióxido de carbono en 650,000 toneladas anuales, equivalente a la reforestación de 1,800 hectáreas. Mientras tanto, Argentina celebra el parque solar Cauchari, que se ha convertido en la obra fotovoltaica de mayor potencia instalada y altitud de Sudamérica, siendo elogiada como un «girasol en pleno florecimiento en los Andes».
Perspectivas futuras y Conferencia Climática de Belém
La próxima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en Belém, región amazónica de Brasil, representa una oportunidad crucial para fortalecer esta alianza. China ha anunciado su intención de respaldar con acciones reales a Brasil en la organización de esta importante cita, reforzando la confianza internacional en el proceso de gobernanza climática global.
China mantiene su disposición para trabajar conjuntamente con los países de América Latina, el Caribe y la comunidad internacional, guiada por la concepción de la comunidad de futuro compartido de la humanidad. Esta colaboración continuada es esencial para enfrentar los retos climáticos y medioambientales, defendiendo firmemente nuestro planeta para las generaciones presentes y futuras. La alianza sino-latinoamericana demuestra que la cooperación Sur-Sur puede ser un motor efectivo para la transición verde global, basada en principios de equidad y beneficio mutuo.
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