El anuncio del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, sacudió los pasillos diplomáticos de Nueva York y Ginebra. La organización internacional, que ya venía arrastrando una crisis crónica de liquidez, se enfrenta ahora a uno de sus ajustes más severos en décadas: una reducción del 15% en su presupuesto para 2026, lo que equivale a 500 millones de dólares menos para operar.
Una propuesta con impacto global
En su carta enviada al personal y a los Estados miembros, Guterres explicó que los recortes alcanzarán a los tres pilares fundamentales de la ONU: paz y seguridad, derechos humanos y desarrollo sostenible. La medida contempla la eliminación de más de 2,500 puestos financiados, casi un 19% del personal que depende directamente de estos fondos. El secretario general advirtió que algunos trabajadores deberán reubicarse con sus familias en otras ciudades más económicas como Nairobi, otros cambiarán de puesto y “algunos” perderán definitivamente su empleo.
Las causas del recorte
La ONU ha enfrentado dificultades financieras durante años, pero la situación se agravó con las políticas de Donald Trump, quien como presidente de Estados Unidos redujo de manera drástica las aportaciones y generó retrasos históricos. Estados Unidos, el mayor contribuyente con un 22% del presupuesto ordinario, acumula atrasos superiores a los 1,500 millones de dólares. Por su parte, China, segundo mayor aportador con un 20%, pagó sus cuotas de 2024 hasta finales de diciembre, lo que retrasó la ejecución de programas clave.
Los efectos inmediatos
La propuesta de Guterres supone un golpe para las operaciones de campo de la ONU. Programas de ayuda humanitaria, apoyo a países en vías de desarrollo y misiones de mantenimiento de la paz verán reducidos sus recursos. “Para algunos colegas estos cambios significarán mudarse con sus familias a otras sedes, para otros cambiar de puesto, y para algunos, un despido”, reconoció el propio secretario general en su carta.
Tensiones en la Asamblea General
El presupuesto será debatido en los próximos meses por los Estados miembros, antes de ser adoptado formalmente por la Asamblea General antes de fin de año. El recorte genera controversia: algunos países consideran que la ONU debe adaptarse a una realidad financiera más austera, mientras que otros advierten que las reducciones debilitarán gravemente la capacidad del organismo para responder a crisis internacionales.
Un futuro incierto para la ONU
La situación plantea preguntas profundas sobre el futuro de la organización. Con agencias debilitadas por la falta de aportaciones, recortes en personal y un presupuesto en descenso, la ONU enfrenta el desafío de mantener su relevancia en un escenario internacional convulso. Para Guterres, el mensaje es claro: sin un financiamiento estable y suficiente, los ideales de cooperación y multilateralismo que dieron origen a Naciones Unidas se ven amenazados.
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