La precariedad laboral sigue siendo una de las principales barreras para el desarrollo en México, a pesar de los avances económicos y los incrementos al salario mínimo reportados por el Gobierno. Así lo revela un reciente informe elaborado por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, una red de más de 60 organizaciones civiles que monitorean y denuncian las desigualdades estructurales en el país. Según sus datos, hay cinco estados en los que la mayoría de los trabajadores no gana lo suficiente ni siquiera para comprar dos canastas básicas, lo que significa que viven con salarios de pobreza.

Los estados con mayor porcentaje de salarios de pobreza

El estudio identifica a Morelos, Estado de México, Puebla, Chiapas y Oaxaca como las entidades donde se concentra el mayor número de trabajadores que, aun teniendo empleo, viven por debajo del umbral de la pobreza. Estos son los porcentajes reportados por estado:

• Morelos: 85% de los trabajadores perciben salarios por debajo del mínimo necesario para cubrir dos canastas básicas.
• Estado de México: 82%.
• Puebla: 81%.
• Chiapas: 80%.
• Oaxaca: 78%.

Estas cifras reflejan una realidad alarmante: tener trabajo en México no garantiza una vida digna. La situación es particularmente grave en regiones donde la informalidad domina el mercado laboral y donde el desarrollo económico no ha sido suficiente para ofrecer mejores oportunidades.

Más allá del crecimiento económico

Uno de los hallazgos más relevantes del informe es la desconexión entre el crecimiento macroeconómico y la calidad de vida de los trabajadores. Aunque México ha reportado avances en sus indicadores económicos, como el aumento sostenido del salario mínimo en los últimos años, millones de personas siguen atrapadas en una realidad laboral injusta.

Acción Ciudadana Frente a la Pobreza subraya que estas cifras no deben verse como una consecuencia inevitable del subdesarrollo, sino como un reflejo de desigualdades estructurales que pueden y deben atenderse mediante políticas públicas efectivas. En su análisis, la organización destaca que los aumentos al salario mínimo no han alcanzado a todos por igual, y que persisten brechas regionales muy marcadas, especialmente en los estados del sur y centro del país.

La informalidad y sus consecuencias

Una de las principales causas de la persistencia de los salarios de pobreza es la alta informalidad laboral. En muchas zonas del país, gran parte de la población trabaja sin acceso a prestaciones, seguridad social ni contratos formales. Esto no solo limita su ingreso mensual, sino que también los deja fuera de los sistemas de protección ante enfermedades, accidentes o vejez.

En estados como Chiapas y Oaxaca, donde hay una fuerte presencia de economía rural y empleos temporales, los índices de informalidad superan el 70%. Esto hace que incluso las medidas de apoyo económico, como el aumento del salario mínimo, tengan un alcance limitado en la práctica.

Cambios urgentes y enfoque de derechos

Desde la perspectiva de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, combatir esta problemática requiere un enfoque de derechos humanos que priorice la dignidad del trabajo. El objetivo debe ser garantizar que todo empleo proporcione un ingreso suficiente para sostener un nivel de vida adecuado.

Para ello, proponen una serie de medidas estructurales, entre ellas:

• Ampliar la cobertura de la formalización laboral, especialmente en zonas marginadas.
• Rediseñar políticas públicas que atiendan las desigualdades regionales.
• Establecer mecanismos de vigilancia y sanción para empresas que incumplen las leyes laborales.
• Impulsar una cultura institucional que valore y respete el trabajo digno.

Una deuda pendiente

Los datos del informe son un llamado urgente a reconocer que el trabajo en México aún no es sinónimo de bienestar. A pesar de tener empleo, millones de mexicanos no pueden garantizar la alimentación, salud o educación de sus familias. La desigualdad territorial, la informalidad persistente y la falta de políticas focalizadas son factores que deben abordarse con seriedad si se quiere transformar de raíz la realidad laboral del país.

Mientras no se combatan estas brechas con acciones efectivas, el crecimiento económico continuará siendo una promesa que no llega a quienes más lo necesitan: los trabajadores que sostienen al país, pero apenas pueden sostenerse a sí mismos.