La Agencia Tributaria española ha publicado su esperada lista de grandes deudores de 2025, un documento que vuelve a estar protagonizado por nombres de alto perfil mediático como la cantante Isabel Pantoja y el presentador Bertín Osborne. Más allá del cobro, la estrategia parece apuntar a un «teatro político» con un poderoso efecto disuasorio.
Como cada año, la publicación de la lista de grandes morosos por parte de la Hacienda española genera un terremoto mediático. En la edición de 2025, los nombres de la cantante Isabel Pantoja, el presentador Bertín Osborne y el exfutbolista turco Arda Turan destacan entre los miles de personas y empresas que deben más de 600,000 euros al fisco.
En la lista permanecen figuras conocidas como el exbanquero Mario Conde y la actriz Paz Vega, mientras que otras, como la sociedad Afinsa, han logrado salir del infame registro. La publicación de este listado es una de las herramientas más potentes y controvertidas de la Agencia Tributaria para combatir el fraude fiscal.
El Teatro Político de la Disuasión
Aunque el objetivo principal de la lista es, en teoría, incentivar el pago de las deudas para evitar la exposición pública, su verdadero poder podría residir en un ámbito más sutil: el de la disuasión masiva. La inclusión deliberada de celebridades y figuras públicas convierte un acto administrativo en un espectáculo mediático de gran alcance.
Este «teatro político» funciona bajo una lógica clara:
* Generación de Cobertura: El gobierno es consciente de que los nombres de Pantoja u Osborne garantizan titulares y una amplia cobertura en prensa, televisión y redes sociales, algo que no lograría una lista de empresas anónimas.
* Amplificación del Mensaje: Esta cobertura masiva lleva el mensaje de Hacienda mucho más allá de los propios deudores. El mensaje implícito para el contribuyente medio es claro y contundente: «Si vamos a por los ricos y famosos, también podemos ir a por ti».
* La Vergüenza como Instrumento: La estrategia se apoya en el «naming and shaming» (nombrar y avergonzar) y en el interés público por la caída de los ídolos (un fenómeno conocido como schadenfreude). Este mecanismo de presión social se convierte en un instrumento de política fiscal.
El valor real de la lista para el Estado, por tanto, no se mediría tanto en los millones que finalmente se logren recuperar de las figuras públicas señaladas, sino en los miles de millones que otros contribuyentes pagan puntualmente por el temor a aparecer en la siguiente edición.
Conexiones con la Corrupción
La lista de este año también incluye a la principal empresa implicada en la «trama del fuel», un caso de corrupción que está siendo investigado en España. Esta inclusión refuerza la conexión entre la gran evasión fiscal y otras actividades delictivas, enviando una señal de que la lucha contra el fraude es también una lucha contra la corrupción estructural. La estrategia de Hacienda, por tanto, no es solo recaudatoria, sino también una declaración de principios sobre la integridad del sistema.


TE PODRÍA INTERESAR