La justicia ha hablado. Wander Franco, la superestrella de los $182 millones, fue declarado culpable por delito sexual. Su carrera en MLB está, para todos los efectos prácticos, terminada. Esta es la crónica de una caída moral sin precedentes en el béisbol.
El castillo de naipes se ha derrumbado. Wander Franco, el campocorto de los Tampa Bay Rays que firmó un contrato histórico de $182 millones y fue ungido como el futuro del béisbol, fue declarado culpable de abuso sexual de una menor en la República Dominicana. La sentencia, aunque suspendida, marca el punto final de una de las carreras más prometedoras y ahora más infames de la historia reciente del deporte.
La Crónica de un Fallo Devastador
Un tribunal en Puerto Plata, República Dominicana, encontró a Franco, de 24 años, culpable de mantener una relación ilegal con una niña de 14 años. La sentencia dictada fue de dos años de prisión suspendida, lo que significa que no irá a la cárcel a menos que viole las condiciones impuestas por la corte. Sin embargo, la gravedad del caso se subraya con otro dato escalofriante: la madre de la menor fue declarada culpable y sentenciada a 10 años de prisión efectiva, evidenciando un entorno de manipulación y explotación.
El momento más contundente del juicio no fue la sentencia en sí, sino las palabras directas de la jueza Jakayra Veras García a Franco, una reprimenda que resonará por siempre:
«Míranos, Wander. No te acerques a menores con fines sexuales. If you don’t like people very close to your age, you have to wait your time».
Estas palabras no solo confirman la culpabilidad legal, sino que exponen la quiebra moral de un atleta que lo tenía todo.
¿El Fin de la Carrera? La Visa como Sentencia Final
Más allá de la condena penal, la verdadera sentencia para la carrera de Wander Franco en las Grandes Ligas radica en un obstáculo logístico insuperable. Expertos en inmigración han señalado que una condena de esta naturaleza hace prácticamente imposible que Franco pueda obtener una visa de trabajo para regresar a los Estados Unidos. Sin visa, no hay MLB. Se acabó.
La reacción de Major League Baseball y los Tampa Bay Rays ha sido predeciblemente corporativa y cautelosa. Ambos emitieron comunicados afirmando que «respetan el proceso legal» y que la MLB «concluirá su investigación en el momento apropiado». Este lenguaje calculado contrasta brutalmente con la gravedad de un crimen que involucra la explotación de una menor, dejando una sensación de que la principal preocupación es la gestión de crisis y el control de daños contractuales.
El Veredicto del Juez: Una Quiebra Moral que Trasciende el Dinero
El fantasma que persigue esta historia es el contrato de $182 millones. La MLB no solo enfrenta un problema de imagen, sino un dilema financiero y contractual masivo con uno de sus activos más valiosos. La Política Conjunta de Violencia Doméstica, Asalto Sexual y Abuso Infantil de la liga le otorga la autoridad para imponer una suspensión indefinida, pero la condena penal le da una causa moral y legal mucho más sólida para una acción terminante y definitiva.
El veredicto es claro: la carrera de Wander Franco no terminó por una lesión o una mala racha, sino por una decisión depravada que lo define como persona. Pero la verdadera prueba comienza ahora para la MLB y los Rays. Su manejo de este caso, más allá de las cláusulas contractuales, definirá su brújula moral para la próxima década. No se trata de salvar un contrato; se trata de proteger la integridad del deporte y enviar un mensaje inequívoco de que hay líneas que nunca, bajo ninguna circunstancia, se pueden cruzar. Wander Franco es un talento perdido, pero la credibilidad de la MLB está en juego.


TE PODRÍA INTERESAR