El Manchester City debutó en el Mundial de Clubes con la autoridad que se esperaba, venciendo 2-0 al Wydad Casablanca. La noche fue marcada por el regreso goleador de Phil Foden, pero una absurda tarjeta roja al final ensombreció una actuación casi perfecta.
El Manchester City de Pep Guardiola comenzó la defensa de su título en el Mundial de Clubes con una actuación que fue un fiel reflejo de su identidad: dominio técnico, goles de bella factura y una sensación de control casi total. La victoria por 2-0 sobre el Wydad Casablanca de Marruecos en Filadelfia fue cómoda y predecible, pero dejó un matiz preocupante que no debe ser ignorado.
Un Inicio Fulminante
El City no dio tiempo a la especulación. Apenas al minuto y 51 segundos de juego, Phil Foden ya había abierto el marcador. Tras una jugada por la derecha, el portero del Wydad, El Mehdi Benabid, despejó un centro directamente a los pies del internacional inglés, quien no perdonó. El gol no solo fue el más rápido del torneo hasta ahora, sino que rompió una sequía personal de cinco meses para Foden.
El control del City fue absoluto. Los nuevos fichajes, Tijjani Reijnders y Rayan Cherki, tuvieron su debut, mostrando destellos de su calidad. Justo antes del descanso, en el minuto 42, Jérémy Doku sentenció el partido con una volea poco ortodoxa tras un córner servido por Foden, poniendo el 2-0 definitivo.
El Renacer de Phil Foden: La Historia Humana
Más allá del resultado, la gran noticia de la noche fue la actuación de Phil Foden. Nombrado jugador del partido, su rendimiento fue un soplo de aire fresco tras una temporada anterior que él mismo describió como «sombría», citando «luchas mentales» como un factor en su bajón de forma.
Su gol y su asistencia no son solo estadísticas; son una narrativa de resiliencia. Para una joven estrella que ha reconocido públicamente sus dificultades, una actuación dominante en un escenario global es una poderosa declaración de recuperación. Este ángulo humano proporciona un núcleo emocional a lo que, de otro modo, sería una victoria rutinaria, y transforma un simple reporte de partido en una historia más significativa sobre la perseverancia.
«Estoy feliz por el equipo por empezar el torneo con una victoria. Fue difícil a veces con el calor… Me mantuve vivo, y el balón me cayó. Lo rematé bien, así que estoy feliz.» – Phil Foden.
El Veredicto del Juez: La Mancha de la Indisciplina
Cuando el partido agonizaba y el resultado estaba sellado, llegó la nota discordante. Con el City en control de crucero, el joven defensor Rico Lewis recibió una tarjeta roja directa a falta de dos minutos para el final. Una entrada deslizante en la que, tras ganar el balón, su pie impactó con los tacos en la cara de un rival. Fue una acción innecesaria, imprudente y que ahora lo dejará suspendido para el próximo encuentro.
Aunque aparentemente menor en una victoria por 2-0, esta expulsión es un síntoma de una potencial vulnerabilidad de campeón: la complacencia y la falta de disciplina. En un partido de bajo riesgo, un jugador joven cometió un error de juicio temerario. Esto plantea una pregunta crítica para Guardiola: si este es el nivel de disciplina en un partido de baja tensión, ¿puede el equipo mantener la compostura cuando se enfrente a un rival más duro en una situación más crítica?
El veredicto es que, si bien el talento del City es innegable, este momento de indisciplina sirve como una señal de advertencia crucial. Es una pequeña grieta en una base que, por lo demás, parece sólida. Guardiola deberá abordar esta falta de concentración si quiere que su equipo recupere su dominio global sin sobresaltos innecesarios.


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