Un patrón recurrente en México es el nombramiento de deportistas retirados como dirigentes deportivos en niveles municipal, estatal y federal. A primera vista, esta práctica parece lógica: ¿quién mejor que un atleta para comprender las necesidades del deporte? Sin embargo, esta decisión esconde problemas de fondo que obstaculizan el desarrollo deportivo nacional y ponen en riesgo a los atletas en activo.
Un argumento con fallas estructurales
El razonamiento detrás de estas designaciones es claro: los deportistas conocen de primera mano las dificultades y sacrificios del deporte, por lo que parecen ser los más capacitados para resolver problemas del sector. Pero esto omite un punto crucial: ser un excelente atleta no implica ser un buen administrador público ni tener las competencias necesarias para gestionar recursos y diseñar estrategias a nivel institucional.
- Falta de preparación académica:
Aunque no siempre es el caso, muchos exdeportistas que asumen cargos de dirección no cuentan con formación académica en áreas como administración pública, ciencias del deporte o gestión de alto rendimiento. - Problemas de administración:
La gestión del deporte implica administrar presupuestos, diseñar programas inclusivos y prevenir problemas como lesiones, abusos o negligencias. Estas tareas requieren habilidades específicas que no se adquieren solo con la experiencia como atleta. - Ineptitud como forma de corrupción:
Como ha señalado el presidente Andrés Manuel López Obrador, la ineptitud en la administración pública puede ser tan dañina como la corrupción. Y este principio aplica también al ámbito deportivo.
Casos recientes que preocupan
Diego Balleza: clavadista convertido en director deportivo
En García, Nuevo León, el clavadista Diego Balleza ha asumido el cargo de director del deporte municipal. Aunque su trayectoria deportiva es destacada, surge la pregunta: ¿posee las habilidades necesarias para gestionar un sistema deportivo local?
Luis Mauricio Suárez: del diamante a los despachos
En Puebla, el expelotero Luis Mauricio Suárez lidera el Instituto del Deporte. Aunque su carrera en el béisbol fue notable, su experiencia como administrador público sigue siendo incierta.
Estos ejemplos no son excepcionales, sino parte de una larga lista de casos donde exdeportistas han sido designados en posiciones clave, con resultados que, en el mejor de los casos, pasan desapercibidos, y en el peor, generan retrocesos en el desarrollo del deporte local y nacional.
El costo de estas decisiones
Nombrar a deportistas retirados sin preparación en cargos de dirección no solo perpetúa la ineficiencia, sino que también pone en riesgo a los atletas en formación.
- Lesiones y malas prácticas:
La falta de conocimiento sobre ciencias del deporte puede derivar en entrenamientos deficientes que provoquen lesiones permanentes. - Casos de abuso:
Sin sistemas sólidos de prevención, los atletas pueden ser vulnerables a abusos físicos, emocionales o sexuales. - Estancamiento deportivo:
Al carecer de una estrategia integral, el desarrollo de medallas y el apoyo al talento emergente se ven seriamente afectados.
¿Qué necesita el deporte mexicano?
Para que el deporte en México despegue, es indispensable profesionalizar su gestión. Esto implica:
- Nombrar a expertos en gestión deportiva:
Los dirigentes deben tener formación en áreas como administración, finanzas públicas y ciencias del deporte. - Implementar controles rigurosos:
Garantizar la transparencia en el uso de recursos y la implementación de programas deportivos eficaces. - Capacitar a exdeportistas:
Si se busca integrar a exatletas en la administración, deben recibir formación especializada para que puedan contribuir de manera efectiva.
El deporte necesita algo más que carisma
El carisma y la experiencia como atleta no son suficientes para dirigir un sistema deportivo eficiente y justo. Si México desea avanzar en el ámbito deportivo, es hora de repensar cómo se toman estas decisiones y priorizar la profesionalización y el mérito por encima de la popularidad.
Las medallas no solo se ganan en el campo o la piscina; también se forjan en la oficina, con una administración sólida y visionaria.
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