El estadio San Siro vibró este domingo con un cierre de partido electrizante. En un duelo intenso, el Milan derrotó 2-1 a la Fiorentina y se colocó en la cima de la Serie A. Pero más allá del marcador, el gran protagonista fue Santiago Giménez, quien ingresó desde el banquillo para cambiar el rumbo del encuentro.
Un arranque con dominio milanista y sorpresa visitante
Desde el pitazo inicial, el Milan mostró su intención de dominar el juego. Con una presión alta y posesión sostenida, los dirigidos por Massimiliano Allegri buscaron abrir la zaga de la Fiorentina, que se plantó con orden y disciplina táctica. Sin embargo, un error en la salida milanista fue suficiente para que los visitantes se adelantaran con un disparo sorpresivo al filo del área.
El gol cayó como un balde de agua fría sobre los locales, que pese a controlar el ritmo del encuentro no lograban reflejarlo en el marcador.
La reacción rossonera y el empate de Leão
En la segunda mitad, el Milan salió decidido a revertir la situación. Rafael Leão, el hombre más desequilibrante del equipo, encontró el espacio justo tras un pase filtrado para definir con frialdad y empatar el marcador. El gol levantó al público en San Siro y dio nueva vida al conjunto rossonero.
El empate, sin embargo, no fue suficiente para Allegri, quien decidió apostar por una carta inesperada: el delantero mexicano Santiago Giménez. Su ingreso al minuto 80 cambió por completo la dinámica del partido.
Giménez: el revulsivo que desató el caos en la defensa rival
Con energía y visión ofensiva, Giménez se convirtió en un dolor de cabeza para la defensa de la Fiorentina. Su movilidad y determinación desajustaron por completo la línea defensiva visitante. Apenas seis minutos después de entrar, protagonizó la jugada que definiría el partido.
Desbordó por el costado izquierdo, ganó posición dentro del área y fue derribado claramente por un defensor rival. El árbitro no dudó y señaló el penal.
Rafael Leão tomó la responsabilidad y, con un disparo preciso, puso el 2-1 definitivo en el minuto 88. San Siro estalló en júbilo.
El mexicano que empieza a ganarse su lugar en Italia
Aunque aún no marca su primer gol con la camiseta del Milan, la actuación de Giménez fue determinante. La prensa italiana destacó su “presencia y agresividad” y lo catalogó como el “revulsivo del partido”.
El exdelantero del Feyenoord empieza a consolidarse como una pieza estratégica dentro del esquema de Allegri. Su capacidad para entrar en momentos clave y cambiar el rumbo del juego lo perfila como una alternativa real en el ataque milanista, especialmente en una temporada exigente y con calendario apretado.
Allegri y la apuesta por la profundidad del plantel
Massimiliano Allegri, conocido por su pragmatismo, supo mover las piezas en el momento justo. Con la entrada de Giménez, el equipo ganó frescura, velocidad y capacidad de sorpresa. “Necesitábamos energía y determinación, y Santiago nos dio eso”, habría señalado el técnico tras el encuentro.
La victoria no solo reafirma al Milan como líder de la Serie A, sino que también demuestra la fortaleza de su banquillo. En una liga donde cada punto cuenta, tener jugadores capaces de marcar diferencias desde la banca puede ser la clave del éxito.
Fiorentina paga caro un error en los minutos finales
La Fiorentina, por su parte, dejó escapar un resultado que parecía tener controlado. Su orden táctico y efectividad en el primer tiempo se desmoronaron ante la presión final del Milan. El penal sobre Giménez reflejó el cansancio y la desesperación de un equipo que, pese a su buen planteamiento, no logró resistir hasta el final.
Un paso más hacia el sueño del título
Con este resultado, el Milan suma tres puntos vitales que lo colocan en lo más alto del campeonato. El equipo rossonero ha demostrado carácter, resiliencia y capacidad para remontar partidos complicados, elementos fundamentales para aspirar al título de la Serie A.
Santiago Giménez, con su actuación, confirma que está listo para competir en la élite europea y que puede ser decisivo incluso sin marcar goles. En San Siro, el mexicano no solo provocó un penal, sino que encendió la ilusión de toda una afición que sueña con volver a conquistar Italia.
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