La tierra batida de Roland Garros no solo coronó a Coco Gauff como nueva reina, sino que también fue el escenario de una explosión verbal que ha puesto a Aryna Sabalenka en el ojo del huracán. ¿Fueron sus palabras la cruda honestidad de una competidora herida o una inaceptable falta de respeto? Este Juez abre el sumario.
El sábado 7 de junio de 2025, Coco Gauff levantó el trofeo de Roland Garros tras vencer al número uno del mundo, Aryna Sabalenka. Pero más allá del resultado deportivo, fueron las declaraciones de la bielorrusa en la rueda de prensa posterior las que acapararon titulares y encendieron las redes sociales, generando un debate sobre los límites de la sinceridad y el comportamiento de una estrella en la derrota.
Las «pruebas» de la fiscalía: ¿Qué dijo exactamente Sabalenka para encender la mecha?
Las palabras de Sabalenka cayeron como una bomba. Visiblemente afectada por la derrota y sus 70 errores no forzados, la bielorrusa no se mordió la lengua:
- * «Fue realmente, honestamente, el peor tenis que he jugado en los últimos no sé cuántos meses».
- * «Creo que ella [Gauff] ganó el partido no porque jugara increíble; simplemente porque yo cometí todos esos errores».
- * Y la frase que quizás más dolió en el orgullo de la campeona y sus seguidores: “Si Iga me hubiera ganado el otro día [en semifinales], creo que ella habría salido hoy y habría conseguido la victoria».
Estos comentarios, directos y sin filtro, abrieron la veda. ¿Estaba Sabalenka simplemente desahogándose, frustrada por un rendimiento que consideró por debajo de su nivel, especialmente tras haber eliminado a la tricampeona Iga Swiatek en semifinales?
O, por el contrario, ¿estaba menospreciando el logro de Gauff y las condiciones de la final? La referencia a Swiatek, en particular, puede interpretarse como un intento de Sabalenka de autoafirmarse, sugiriendo que solo un fallo propio, y no la superioridad de Gauff, explica el resultado. Es como si, en su mente, la verdadera final se hubiera jugado en semifinales.
La defensa de Gauff y el contragolpe del mundo del tenis: ¿»Irrespetuosa» o simplemente sincera?
Coco Gauff, con la elegancia que la caracteriza, respondió a las indirectas de Sabalenka: “No estoy de acuerdo con eso. Quiero decir, estoy aquí sentada [como la ganadora]”. La estadounidense, con apenas 21 años, recordó que había vencido a Sabalenka y que, siendo el número uno, era el rival más duro posible. “Creo que obtuve el enfrentamiento más difícil si te guías solo por las estadísticas”, añadió Gauff, defendiendo su merecida victoria.
El mundo del tenis no tardó en reaccionar. La extenista y comentarista Rennae Stubbs fue una de las muchas voces que salieron en defensa de Gauff, argumentando que los errores de Sabalenka fueron consecuencia directa de la presión ejercida por la estadounidense y su habilidad para devolver una bola más en condiciones ventosas. En las redes sociales, el veredicto popular fue mayoritariamente condenatorio para Sabalenka, con calificativos como «sin clase», «irrespetuosa» y «mala perdedora».
Es innegable que, en el deporte profesional, a menudo saturado de declaraciones políticamente correctas y clichés vacíos, la honestidad puede ser un soplo de aire fresco. Pero hay una línea muy fina entre la sinceridad y la falta de respeto hacia un oponente que acaba de superarte en una final de Grand Slam.
La comunidad tenística, y el público en general, suelen valorar la humildad en la derrota y el reconocimiento del mérito ajeno. Al desviarse de esta norma no escrita, Sabalenka se expuso a un juicio moral que trasciende el marcador. Esto podría tener consecuencias en su imagen de marca y en sus relaciones dentro del circuito.
El historial de Sabalenka: ¿Patrón de comportamiento o calentura del momento?
Este Juez se pregunta si esta explosión es un hecho aislado, producto de la frustración de una final perdida, o si forma parte de un patrón. Sabalenka es conocida por su intensidad en la pista y, a veces, por su humor en las derrotas, como cuando amenazó con despedir a su equipo tras perder el US Open en 2023. En París, tras sus duras palabras en rueda de prensa, también se la vio llorar en el podio y disculparse con su equipo. ¿Revela esto una lucha interna entre la competidora implacable y la persona vulnerable?
Sus planes post-derrota, revelados con una sonrisa forzada –»Ya tengo un vuelo reservado a Mykonos y alcohol, azúcar. Solo necesito un par de días para olvidarme por completo de este mundo loco» –, pueden interpretarse de dos maneras: como un intento de humanizar su figura, mostrando una forma muy terrenal de lidiar con la decepción, o como una trivialización de la situación tras unos comentarios tan punzantes.
La diferencia entre su emotividad en la cancha y la frialdad analítica de sus «excusas» en la sala de prensa podría indicar un procesamiento de la derrota en dos fases: la catarsis inmediata y una posterior racionalización donde busca explicaciones que, quizás, la eximan parcialmente de la responsabilidad de la derrota frente a una Gauff que supo adaptarse mejor.
El veredicto de este Juez es que, si bien la frustración de una atleta de élite es comprensible, la forma en que Aryna Sabalenka eligió expresarla fue, como mínimo, desafortunada. Menospreciar, aunque sea indirectamente, el triunfo de una rival que te ha vencido limpiamente en una final de Grand Slam, no es de recibo. La grandeza no solo se demuestra en la victoria, sino también en la capacidad de encajar la derrota con clase. Sabalenka, esta vez, suspendió esa asignatura.


TE PODRÍA INTERESAR