El siete veces campeón mundial de Fórmula 1, Lewis Hamilton, ha lanzado un ataque mordaz contra las regulaciones de «alas flexibles» recientemente introducidas por la FIA, calificándolas de «desperdicio de dinero» y cuestionando su efectividad general y su impacto en el deporte.
Hamilton expresó sus fuertes opiniones inmediatamente después de la clasificación para el Gran Premio de España, donde se exigieron pruebas de flexión de alas más estrictas.
Admitió que el equilibrio del coche «definitivamente no era tan bueno como el que teníamos antes» con el alerón delantero más rígido. Sin embargo, su crítica principal se centró en la futilidad percibida y la carga financiera de los cambios: «No ha hecho ninguna [diferencia], qué desperdicio de dinero. Simplemente ha desperdiciado el dinero de todos».
¿Alas flexibles?
Explicó, además: «Literalmente no ha cambiado nada. Las alas de todos siguen doblando. Es solo la mitad de la flexión. Y todos han tenido que hacer alas nuevas y gastar más dinero para hacer estas. No tiene sentido». Hamilton había descrito previamente las alas flexibles como un «parche para regulaciones técnicas mal diseñadas».
Su compañero de equipo en Ferrari, Charles Leclerc, se hizo eco de algunos de los sentimientos de Hamilton, señalando una ligera diferencia en condiciones de alta velocidad, pero sugiriendo que los equipos estaban abordando los cambios principalmente a través de ajustes de configuración.
La crítica de Hamilton de «desperdicio de dinero» destaca la tensión continua en la F1, donde los equipos constantemente empujan los límites técnicos, lo que obliga a la FIA a introducir nuevas regulaciones.
Desembolsos financieros
Este ciclo a menudo resulta en importantes desembolsos financieros para que los equipos se adapten, y pilotos como Hamilton cuestionan el impacto deportivo real. Esto subraya el desafío de una gobernanza eficaz en un deporte tecnológicamente avanzado.
Como siete veces campeón mundial, el «resumen mordaz» de Hamilton tiene un peso inmenso. Su crítica directa y pública de las directivas técnicas de la FIA va más allá de una mera opinión; es un desafío a la autoridad y eficacia del organismo rector. Esto lo posiciona como un portavoz de facto para los pilotos y equipos, influyendo en la percepción pública y ejerciendo presión sobre los responsables de la toma de decisiones.
El argumento central de Hamilton es que el cambio de reglas no alteró fundamentalmente la flexión de las alas, pero obligó a los equipos a «gastar más dinero para hacer nuevas alas».
Esto vincula directamente una decisión regulatoria (causa) con el aumento de los costos operativos y la percepción de falta de un cambio significativo en el rendimiento (efecto), lo que destaca una posible ineficiencia y un drenaje de los recursos del equipo.
F1 en una escrucijada
La F1, un deporte que se enorgullece de la innovación y la tecnología, se encuentra a menudo en una encrucijada entre la búsqueda de la equidad competitiva y la carga financiera que imponen las constantes modificaciones reglamentarias.
La voz de Hamilton, una de las más influyentes en el paddock, resuena con la frustración de los equipos que ven cómo sus presupuestos se estiran al límite por cambios que, a su juicio, no aportan un beneficio real a la competición.


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