La Final de la UEFA Champions League 2025, que enfrentó al Paris Saint-Germain y al Inter de Milán, fue mucho más que un simple partido de fútbol. Representó una colosal batalla de poder financiero y geopolítico, sirviendo como un choque simbólico entre la inversión estadounidense y la riqueza de los estados del Golfo en el cambiante panorama del fútbol mundial.
La Champions League es un gigante financiero, generando más de £2 mil millones en premios esta temporada, un aumento significativo con respecto a los £1.7 mil millones del año pasado. Solo por llegar a la final, el PSG ganó £116.96 millones y el Inter de Milán £115.86 millones, con el ganador recibiendo £5.45 millones adicionales más unos £30 millones estimados en ingresos futuros.
Un Paris Saint-Germain histórico
La segunda aparición del Paris Saint-Germain en una final de la Champions League es de inmensa importancia para sus propietarios qataríes, que han invertido años en adquirir estrellas internacionales para reforzar la imagen del estado del Golfo.
Recientemente, el PSG ha cambiado estratégicamente hacia la contratación de jóvenes talentos locales para posicionarse como un club parisino y fortalecer las relaciones qataríes con el gobierno francés. Este movimiento no solo busca el éxito deportivo, sino también una influencia política y cultural a nivel global.
El Inter de Milán, por otro lado, experimentó un cambio significativo de propiedad en mayo de 2024, siendo adquirido por un fondo de inversión estadounidense después de luchar bajo la propiedad china anterior.
Inversiones estadounidenses y chinas
Esta adquisición refleja una tendencia más amplia en el fútbol europeo donde la «inversión de capital privado estadounidense ha triunfado sobre la inversión estatal china». Este cambio en el flujo de capital tiene profundas implicaciones para la gestión de los clubes, la estabilidad financiera, las estrategias de transferencia y la dirección a largo plazo del propio deporte.
La final se enmarcó explícitamente como un «choque de ideologías tanto como de estrellas, ciudades y moda», vista por 450 millones de personas en todo el mundo. La asombrosa cantidad de dinero en premios (más de £2 mil millones) y la mención explícita de la propiedad qatarí y estadounidense demuestran que los clubes de fútbol ya no son solo entidades deportivas, sino negocios globales masivos y activos geopolíticos.
Los clubes se utilizan para «construir la imagen del estado del Golfo» o como inversiones estratégicas, lo que refleja cambios económicos y políticos globales más amplios. Este tipo de enfrentamientos financieros y geopolíticos añade una capa de profundidad intelectual y una relevancia más amplia, atrayendo a una audiencia interesada en las poderosas fuerzas que dan forma al mundo moderno.


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