Durante años, las cenas familiares y reuniones con amigos estuvieron acompañadas de una frase recurrente: “Una copa de vino tinto al día es buena para el corazón”.
Claudia, de 54 años, lo escuchó tantas veces que lo convirtió en un hábito. Sin embargo, un chequeo médico reciente y las advertencias de su cardiólogo le revelaron una verdad incómoda: la ciencia no respalda esa creencia.
La evidencia actual: del mito a la advertencia
Un análisis publicado por Verywell Health, respaldado por la American Heart Association, señala que incluso consumos moderados de vino tinto pueden elevar la presión arterial.
El alcohol, explican, activa el sistema nervioso simpático, provocando la contracción de los vasos sanguíneos y acelerando el ritmo cardíaco.
Este efecto no solo se presenta minutos después de beber, sino que puede volverse crónico si el consumo es frecuente, favoreciendo la aparición de hipertensión.
La moderación no significa seguridad
Las recomendaciones internacionales hablan de una copa diaria para mujeres (147 ml) y hasta dos para hombres, pero con una advertencia:
- Superar esos límites aumenta notablemente el riesgo de hipertensión.
- Quienes ya padecen problemas cardiovasculares no están exentos del peligro aun bebiendo con “moderación”.
Los supuestos beneficios, como mejoras en el perfil lipídico o la microbiota, no compensan el riesgo cardiovascular, especialmente en personas medicadas.
Interacciones peligrosas con medicamentos
El vino tinto y otros alcoholes pueden potenciar o bloquear el efecto de fármacos antihipertensivos como losartán, amlodipino, metoprolol o enalapril.
Las consecuencias pueden incluir:
- Mareos y desmayos.
- Arritmias.
- Dificultad para controlar la presión arterial.
Esto convierte la combinación en un riesgo innecesario para la salud.
Por qué seguimos creyendo en el mito
Los estudios que vinculan el vino tinto con menos casos de enfermedad cardíaca suelen tener factores de confusión: alimentación mediterránea, actividad física y bajo consumo de ultraprocesados.
Es decir, los beneficios no provienen de la bebida en sí, sino de otros hábitos saludables presentes en quienes la consumen.
Lo que realmente protege al corazón
La American Heart Association es clara:
“Nadie debe comenzar a beber vino o aumentar su consumo bajo la creencia de que beneficia al corazón”.
La prevención cardiovascular real pasa por:
- Alimentación balanceada.
- Ejercicio regular.
- Control del peso y la presión arterial.
- Evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol.
Ni mágico ni seguro
El vino tinto puede formar parte de una ocasión especial, pero no es un medicamento ni un escudo protector.
La ciencia ya desmintió el mito y la responsabilidad recae ahora en quienes informamos y decidimos qué ponemos en nuestra copa.
