México volvió a demostrar su fortaleza académica al obtener el primer lugar por países en la 27 Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe (OMCC), celebrada esta semana en Costa Rica. Con tres medallas de oro y una de plata, la delegación mexicana reafirmó su posición como referente regional en formación matemática, extendiendo una racha histórica que ya suma 17 años consecutivos de liderazgo en esta competencia internacional.

El resultado no solo confirma el talento individual de las y los estudiantes participantes, sino también la solidez de un modelo educativo extracurricular que ha sabido identificar, acompañar y proyectar a jóvenes con habilidades sobresalientes en matemáticas desde edades tempranas.
México y una victoria basada en talento joven y constancia
México alcanzó un total de 111 puntos, superando a Colombia, que obtuvo 88, y colocándose en lo más alto de la clasificación general. En esta edición participaron 12 países y 42 estudiantes, todos ellos enfrentándose a un examen compuesto por seis problemas inéditos, diseñados por especialistas internacionales para evaluar razonamiento lógico, creatividad y profundidad matemática.
Las medallas de oro fueron obtenidas por Sebastián Zabala Peña, de Nuevo León; Elisa María Villarreal Corona, de la Ciudad de México; y Kevin Pastenes Rodríguez, del estado de Guerrero. La medalla de plata fue para Ángel Isaac Galicia Esquivel, también originario de Guerrero. El desempeño del equipo reflejó no solo preparación técnica, sino también temple y capacidad para resolver problemas de alta complejidad bajo presión.
Una hegemonía que se sostiene desde hace casi dos décadas
El liderazgo de México en la Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe no es circunstancial. Desde hace 17 años, el país encabeza de forma ininterrumpida esta competencia, lo que lo convierte en el referente indiscutible de la región en matemáticas a nivel secundaria.
Este dominio es resultado de un trabajo constante que involucra a estudiantes, docentes, entrenadores y universidades. A diferencia de otros países donde la preparación es esporádica, en México existe una estructura nacional sólida, con procesos estatales, regionales y nacionales que permiten detectar talento y darle seguimiento a largo plazo.
El papel clave de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas
Detrás de este nuevo triunfo está el trabajo de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas (OMM), una organización con más de 39 años de trayectoria, que opera de manera continua en los 32 estados de la República. Su misión es clara: crear oportunidades para que la juventud mexicana desarrolle su potencial matemático, independientemente de su origen geográfico o contexto social.
En esta edición, el equipo mexicano estuvo liderado por José Antonio Gómez Ortega, catedrático de la Facultad de Ciencias de la UNAM, con la tutoría de María Guadalupe Russell Noriega, de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa y presidenta del Comité Organizador de la OMM. Su experiencia fue determinante para guiar a los estudiantes durante el proceso de preparación y competencia.
México, educación científica y retos de financiamiento
A pesar de los logros, los organizadores reconocen que uno de los principales desafíos para mantener este nivel es la búsqueda permanente de financiamiento. Las actividades de la OMM —estatales, nacionales e internacionales— requieren recursos constantes para traslados, entrenamientos, materiales y acompañamiento académico.
En esta ocasión, la participación de México en la OMCC fue posible gracias al apoyo de Casa Córdoba Filantropía, Plata y a las aportaciones de la comunidad matemática olímpica. Sin embargo, especialistas advierten que fortalecer el respaldo institucional y privado es clave para garantizar la continuidad de estos éxitos y ampliar el acceso a más jóvenes con talento.
Un triunfo que trasciende medallas
Más allá de los podios, el resultado obtenido por México envía un mensaje claro: invertir en educación científica rinde frutos sostenibles. Cada medalla representa no solo un logro personal, sino también una apuesta por el conocimiento, la innovación y el desarrollo a largo plazo.
En un contexto global donde la ciencia y la tecnología son motores del crecimiento, el liderazgo matemático mexicano en Centroamérica y el Caribe confirma que el talento existe y que, con apoyo adecuado, puede competir y destacar a nivel internacional.